Martes 11/02/14
Saludos Cordiales desde la Habana –Cuba- a los amigos
y compañeros de trabajos de Universidad Tecnológica Intercontinental.
El evento académico denominado 9º Congreso Internacional de Educación
Superior, que lleva como slogan Por
una Universidad socialmente responsable, es muy significativo para el mundo académico. Vale destacar que
este congreso fue organizado por el Ministerio de Educación Superior y las
Universidades cubanas. Participan en él más de 2700 delegados, provenientes de
42 países: Latinoamericanos, del Caribe, algunos de África, Europea y Asiática.
También marcan presencia representantes de la Unión Europea y otras autoridades
académicas de gran importancia en la región, como por ejemplo, el presidente de
la Asociación de Consejo de Rectores de América Latina y el Caribe (ALC).
El acto inaugural del congreso se
realizó en el majestuoso teatro Carlos Marx, el cual tiene la capacidad de
cobijar a 3000 personas. Ahí, esta vez, se hacían ecos las voces no de actores,
sino de académicos, quienes con palabras vehementes y fervorosas compartían
ilusiones y esperanzas sobre la educación en el contexto mundial de la
Educación Superior. El énfasis de los discursos recaía obviamente sobre la
dimensión de la responsabilidad social de la Educación Superior. En la apertura del acto hablaron tres personas:
La delegada de la Unión Europea, el Presidente de Rectores de América Latina y
el Caribe (ALC) y el Ministro de Educación Superior de Cuba.
El tema de los discursos se centraban
sobre un eje bien preciso: La responsabilidad social de la Universidad, que
abarca un abanico de temas, que a continuación comentamos algunos: La calidad
educativa e la formación integral de los jóvenes, la formación ética, la
promoción de la justicia, la misión de la Universidad: la Docencia, la
Investigación y la Extensión Universitaria; la igualdad de oportunidades para
el acceso a la Educación Superior y el problema del medio ambiente.
La formación, que la Educación Superior,
brinda a los jóvenes deben ser de calidad; puesto que cuanto mejor se les
forme, pues mejores ciudadanos serán. La formación de calidad no debe centrarse
solamente en la calidad formativa profesional, sino, sobre todo, en la
formación integral. Los jóvenes necesitan formarse en todas las dimensiones de
la vida, porque esa formación integral no sólo les ayudaran a ser buenos
profesionales, sino también buenos padres de familias, personas con principios
morales y éticos, por ende, buenos ciudadanos. Esa formación integral debe
contemplar dentro de su programa la formación en una “conciencia social”, es
decir que sean sensibles a la problemática de su entorno. De este modo los
jóvenes podrán asumir su historia, la historia de su nación y de ahí trazar
metas hacia un horizonte diferente, es decir marcar un futuro diferente, un
futuro menos salvaje, sino más amigable y sustentable. Los jóvenes tienen la
misión de hurgar en el legado histórico de sus naciones y de la región para
conocer, asumir y fomentar aquellos hitos sobresalientes en pro del bienestar
del hombre. En este sentido los jóvenes no deben desentenderse de su legado
histórico y contextual, sino por el contrario tratar de revertir los errores
cometidos e instaurar nuevas praxis en beneficio de todos. Este ideal formativo
se constituye para la Educación Superior y, por consecuencia, para los docentes
un gran desafío.
Los jóvenes de América Latina y el
Caribe heredan una realidad o un “estado de cosas” sumamente complejos (este
giro se traduce por “situación”, “contexto”, “circunstancia” etc). Pues este
“estado de cosas” está caracterizado por la pobreza, desigualdad, explotación,
injusticia… Si bien es cierto que los avances científicos y tecnológicos
ayudaron muchísimos al mejoramiento de la calidad de vida de los hombres, sin
embargo no debemos perder de vistas, que esos avances dejan profundas secuelas,
que aún no se han superado como ser:
1. La desigualdad social. Ésta es un
desafío imperante no sólo para los Gobiernos, sino también para las
Universidades, que forman a los futuros gobernantes. La calidad de vida,
lograda por la educación, las ciencias, las tecnologías, es todavía un
manifiesto lujo para la mayoría de la población mundial. Los bienes que poseen
cada país o región no son distribuidos equitativamente, sino unos pocos quedan
con el gran porcentaje de los bienes y recursos, mientras la mayoría debe
conformarse con pocos y, en ocasiones, con poquísimos. Esta situación segrega
pobreza y miseria en todos los países Latino Americano y el Caribe, las cuales
son las manifestaciones más fehacientes y patentes de la injusticia social. La
Universidad tiene la obligación moral, que le impone la ética, formar a los
jóvenes para revertir este “estado de cosas”; pues la misión de Educación
Superior en este sentido es clara. Pero ¿Cuál es la misión de la Universidad?
No puede ser otra cosa, más que estimular a los jóvenes a construir y gerenciar
su propio conocimiento; fomentar la creatividad, la actitud crítica, la
identidad, la profesionalidad, la autonomía, la formación ética y la conciencia
social. En otras palabras desarrollar apropiada y coherentemente sus
dimensiones sustantivas: Investigación, la Docencia y la Extensión. Solo de
este modo la Universidad puede constituirse en una Universidad socialmente
responsabilidad.
2. El acceso a la Educación Superior
es todavía insuficiente. Si bien es cierto que la matriculación ha aumentado
significativamente en la región de América Latina y el Caribe, sin embargo la
cantidad de jóvenes que no pueden acceder a la Educación Superior sigue siendo
mucho mayor. Existe todavía una desproporción significativa entre la cantidad
de matriculados y los que no. Este problema no le atañe solamente a la
Universidad, sino es un problema relacionado con la gestión y política
gubernamental. El Estado de cualquier modo u otro debe fomentar e impulsar a
los jóvenes para acceder a la Educación Superior mediante un sistema pertinente
y adecuado, el cual podría ser a través de bolsas de estudios, becas, o algún
tipo de financiación para beneficiar a mayor cantidad de jóvenes. Por su parte
las instrucciones de Educación superior tienen también la obligación de
facilitar a los jóvenes, menos afortunados, el acceso al sistema educativo. Las
instituciones de Educación Superior tienen también la posibilidad de generar
sistemas y gestionar ayuda y financiación para jóvenes, que poseen aptitudes
para los estudios, pero no llegan a las Universidades por escasos recursos
económicos.
3. El deterioro medio ambiental, que es causado por la
fuerza productiva del modelo económico neoliberal, es alarmante y cada vez más
amenazante. Pues como se sabe, el principio, que anima a este modelo, es la
destrucción salvaje de los recursos naturales y la contaminación ambiental. Las
industrias son necesarias, pero sus praxis son destructoras. Hoy día existen
contadas industrias, que intentan lograr una producción sustentable; esto
significa que las industrias producen
bienes, pero sin dañar el medioambiente, es decir la casa del hombre. Pues
dañar al medioambiente es un daño al hombre. El creciente deterioro
medioambiental a través de las múltiples contaminaciones amenaza al planeta,
por ende, atenta contra la vida del hombre sobre la tierra. La Educación
Superior debe incorporar en todo su proceso sustantivo la disminución de los
impactos negativos al medio ambiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario