lunes, 9 de septiembre de 2013

INTRODUCCIÓN A LA HERMENÉUTICA

INTRODUCCIÓN A LA HERMENÉUTICA

I. PUNTO DE PARTIDA
1. CAMBIO DE PARADIGMA FILOSÓFICO
La hermenéutica cobró mucha importancia en el pensamiento filosófico contemporáneo. Nace como ciencia dentro del pensamiento moderno, aunque el término como ya veremos seguidamente está anclado en los escritos homéricos y como método era empleado desde los albores del cristianismo para sacar a la luz pasajes oscuros de los textos bíblicos e históricos. La hermenéutica emergió con ímpetu en las primeras décadas del siglo XX, surgió en una época, en la cual la filosofía casi se confundía con la ciencia. La filosofía en medio de esta situación confusa trataba reencontrarse consigo misma para que de esta manera pueda seguir manteniendo su propia identidad y esencia. En ese contexto además se imponía con urgencia la necesidad de encontrar el sentido a la existencia, la cual quedó obnubilado después de la primera y segunda guerra mundial. Estos acontecimientos desastrosos convencieron a varios pensadores, que la defensa de una filosofía científica o un ciencia filosófica era como un “hierro de madera” como diría Heidegger1 respecto a una filosofía cristiana. La tendencia filosófica de las post-guerras centró su atención sobre la filosofía tradicional para poner en tela de juicio sus principios, sobre todo, sus fundamentos. Martín Heidegger fue uno de los filósofos que dedicó gran parte de sus reflexiones filosóficas sobre esos problemas. Su obra capital Ser y Tiempo da testimonio de esas cuestiones. Este filósofo propone rever la formulación de la pregunta que interroga por el sentido del ser, puesto que el ser, el cual es el objeto básico y fundamental de la filosofía, mueve inmediata y regularmente el interés filosófico. Sugiere, por eso, hablar incluso de una metafísica fundamental en contraposición de la metafísica tradicional. Según Heidegger la metafísica tradicional se ocupa de entes, y se olvida del ser, que es el objeto originario de la metafísica fundamental. Propone la meditación sobre la diferencia ontológica.

Ahora bien: ¿Cuáles fundamentos filosóficos fueron puestos sobre el tapete por los filósofos? La filosofía tradicional2 se basa fundamentalmente sobre un presupuesto ontológico bien específico, que inclusive podríamos llamarlo unívoco3; en el sentido que se enraíza sustancialmente en los pensamientos platónico-cristianos. Esto significa seguridad, estabilidad, fijeza, orden del ser. Esta ontología, que es universal, es la que reina en el mundo occidental, garantiza entonces una metafísica para lo supratemporal4. Esta visión ontológica asienta una base segura, postula un fundamento, que no es otro, que el mismo ser. Podemos afirmar, que el fundamento es una categoría muy apreciada por la filosofía tradicional, pues no en balde, esta categoría es concebida esencialmente como causa, fundamento o razón. Entonces el fundamento (upokeimenon) al cual se refiere el pensamiento tradicional es remitido directamente a una  (causa) y a unrazón). En este sentido, el Apeirón de los Pre-socráticos ya nos insinuó una visión concreta sobre la causa del existir y del existir en cuanto tal; de igual modo, y, de manera mucho más pulida, lo realizó Platón mediante sus conocidas intuiciones del  (mundo de las Ideas)5. Aristóteles, sin embargo, acuñó esta idea con la concepción de (motor inmóvil) o (primer motor)6. También los (o los principios, las causas últimas)7 apuntan sobre esta dirección, o sea constituyen los fundamentos de toda intelección o razón, los que dan sentido a todo. Entonces la razón pasa a constituirse como causa o fundamento de sentido.
Estas visiones clásicas llegaron hasta la modernidad. La concepción del fundamento de San Agustín sirvió como puente entre los Griegos y el Mundo latino cristiano. Las concepciones neoplatónicas prepararon convenientemente el terreno para la aceptación y asunción del pensamiento cristiano. San Agustín no dejó nunca de buscar el fundamento de su propia existencia y, por ende, el fundamento del ser en general. Él fue un hombre inquieto; pues tal inquietud lo impulsó en todo momento hacia la búsqueda tenaz y sincera de la Verdad. Indagó en profundidad su propio existir, que lo condujo hacia un horizonte seguro, aunque sin antes de bajarlo hasta el abismo de su propio ser, pero, justamente para elevarlo a una convicción y satisfacción incomparables. Así entonces aquél abismo que lo atormentaba durante la búsqueda de sentido le permitió encontrar algo maravilloso, puesto que a través del abismo pudo percibir, que su existir se apoyaba sobre una base firme, es decir, tenía un fundamento, Dios.

“Pero tú mismo le haces –al hombre- que se complazca en alabarte; porque nos creaste para ti, y está inquieto nuestro corazón, hasta que descanse en ti... Luego es verdad, Dios mio, que yo no existiría ni tendría ser alguno, si tú no estuvieras en mí. ¿O será mejor decir que no existiría ni tendría ser, si yo mismo no estuviera en ti, de quien, por quien y en quien tienen ser todas las cosas?”8.

Santo Tomás de Aquino durante el Medioevo tardío descubrió a Aristóteles y supo sacar provecho de sus intuiciones filosóficas. Santo Tomás, que encontró sobradas argumentaciones en Aristóteles, las cuales le ayudaron convenientemente para echar los cimientos sobre bases seguras, supo identificar el principio de los existentes con el Dios creador y viviente. Dios se constituye de este modo como el Ser por excelencia; aquí Dios es concebido como el , es decir, principio de razón9. Siendo así, Dios es instituido felizmente como el fundamento por excelencia.
Esta idea ontológica encontró terreno fértil en el Discurso del Método de Descartes. El ego cogito, ergo sum10 es el cimiento peculiar que garantiza todo auténtico conocimiento. El sum cobra una ubicación preponderante dentro de la búsqueda de sentido, pues es el elemento inamovible, que está firme y que permanece, y, por consecuencia, es asido por Descartes como el fundamento11, que es, a su vez, el leitmotiv de toda su filosofía y, por esto, le cupo el título o el honor de ser considerado padre de la filosofía moderna.
La modernidad irguió su cabeza sobre este fundamento. El ego cogito, ergo sum se mantuvo como principio metafísico imprescindible y, a la vez, excepcional. Kant recogió con agrado la idea ego cogito,... en su concepción de la ursprüngliche Apperzeption (apercepción originaria), que brinda la condición de posibilidad para la realización de la transzendentale Einheit des Selbstbewusstseine (o sea de unidad transcendental de la autoconciencia)12. Conocemos que para Kant el “yo transcendental” está también en la base de la organización de la estructura de los juicios y de las categorías. Es el centro de unidad de la autoconciencia. El criticismo kantiano creó las condiciones necesarias para que el yo transcendental pudiera mantenerse aún sobre el pedestal, como fundamento de todo saber. Traemos ahora a colación los esfuerzos filosóficos de Fichte, quien procura asumir la idea del yo transcendental kantiano en su “Wissenschaftsleher o Sistema de la teoría de las ciencias” con la famosa intuición de la Tathandlung13, que ulteriormente fue sometida a un severo análisis por Schelling, quién erigió al yo transcendental como la unidad absoluta entre el Espíritu y la Naturaleza. Hegel, por su parte, se encargó de alzar hasta la cima al Yo transcendental bajo la figura del Espíritu absoluto, el cual es en sí y para sí, es decir es la suficiencia en cuanto tal. Es el Yo, que realiza la búsqueda de la autoconciencia y que se piensa a sí mismo.

La conciencia constituye el escalón de la reflexión o de la relación del espíritu, o sea, de él como fenómeno. ‘Yo’ es la referencia infinita del espíritu a sí, pero como referencia subjetiva o como certeza de sí mismo; la identidad inmediata del alma natural se ha elevado a esta pura identidad ideal consigo, y el contenido de aquélla es (ahora) objeto para esta reflexión que-está-siendo para sí. La pura y abstracta libertad para sí desprende de sí su determinidad, la vida natural del alma, como (algo) igualmente libre, como objeto autosuficiente, y de éste como exterior al yo es de lo que ‘yo’ primeramente sabe y es así conciencia. ‘Yo’, en tanto (es) esta negatividad absoluta, es en sí la identidad en el ser-otro; ‘Yo’ es él mismo y abarca (a la vez) el objeto como algo en sí superado; el yo es un lado de la relación y la relación entera; es la luz que se manifiesta (a sí misma) y (manifiesta) además (lo) otro14.

Este Espíritu Absoluto es el que se manifiesta como lo simple en el proceso dialéctico; se muestra como singular, que sustenta lo universal, esto significa que el Espíritu Absoluto, dentro de este proceso, se presenta como el fundamento de lo universal. Es la síntesis gnoseológica y ontológica, en la cual lo real es racional y lo racional es real.

“Esta unión de lo singular y lo universal es mezcla, porque lo singular sigue siendo el ser que subyace como fundamento y permanece firme frente a lo universal, al que está a la vez referido. Esta unión es, por tanto, la contradicción de muchas caras; es en general la contradicción entre las cosas singulares de la apercepción sensible, que deben constituir el fundamento de la experiencia universal...”15.
Tal vez, el yo transcendental, en cuanto se profesa como el único capaz de soportar al ser como fundamento llegó hasta Husserl16. Husserl no pudo mantenerse consecuente con su intuición originaria, que encontramos en su obra Investigaciones Lógicas17, y, la cual, dicho sea de paso, dio surgimiento a la Fenomenología en cuanto tal. Pues exactamente trece años después surgió otra obra fundamental de Husserl, que impactó a sus seguidores, inclusive a aquellos más allegados a él, se trata de la obra Ideas relativas para una fenomenología pura y filosofía fenomenológica18. Las Investigaciones Lógicas no perdían de vista el sustrato real del mundo, aunque éste se debía poner entre paréntesis para poder captar o llegar a las cosas mismas o a la esencia misma (zur sachen Selbst) como lo expresa Husserl; pero con esta última gran obra él experimentó una especie de crisis filosófica19, pues sentía la necesidad de resolver la tensión imperante en su sistema entre el yo empírico y el yo transcendental o, mejor dicho, comenzó a meter en tela de juicio el fundamento del yo empírico, sobre el cual está basado toda la “estructura arquitectónica” de la fenomenología impulsada por las Investigaciones Lógicas. Husserl se pregunta: ¿si el yo empírico, -que hasta el momento se constituía como el fundamento de todas las vivencias psíquicas o dicho también en otros términos, las vivencias de la conciencia o también las corrientes o flujos de la conciencia-, es tan consistente como para soportar las vivencias de conciencias? Pues la respuesta de Husserl por más que fue satisfactoria no le convenció mucho, por esta razón se planteó otra cuestión más profunda aún, la cual le condujo por sendas diferentes. La cuestión que lo acompañó insistente y decididamente se expresa como sigue: ¿Cuál es el fundamento del yo empírico? Pues él intuye que el yo empírico no podría ser tan consistente como venía creyendo, por eso, postulará en la Ideas... la existencia de un yo transcendental, tendrá que soportar inclusive al yo empírico. Pues de ahora en más el yo transcendental se instituirá como el Fundamento por excelencia no solo de los flujos de conciencia, sino también del yo empírico.

“A este mundo, el mundo en que me encuentro y que es a la vez mi mundo circundante, se refieren, pues, los complejos de las múltiples y cambiantes espontaneidades de mi conciencia: del considerar e investigar, del explicitar y traducir en conceptos al hacer una descripción, del comparar y distinguir, del coleccionar y contar, del suponer e inferir, en suma de la conciencia teorizante en sus diversas formas y grados. Asimismo, los multiformes actos y estados del sentimiento y del querer: agradarse y desagradarse, alegrarse y entristecerse, apetecer y huir, esperar y tener, resolverse y obrar. Todos ellos, contando los simples actos del yo en que tengo conciencia del mundo al volverme espontáneamente hacia él y aprehenderlo como algo que está inmediatamente ahí delante, están como prendidos en la sola palabra cartesiana cogito. En el natural dejarse vivir, vivo constantemente en esta forma fundamental de toda vida “actual”, enuncie o no el cogito, diríjame o no “reflexivamente al yo y al cogitare. Si lo hago, entra en la vida un nuevo cogito, que por su parte no es reflejado o sea, no es para mí un objeto”20.
Como podemos notar el yo transcendental no se deja atrapar por la conciencia, aunque él permite pasar el flujo de conciencia pero sin dejarse aprehender por ella. Esta posición deja entrever evidentemente la tendencia idealista de Husserl.
Ahora bien, este breve recorrido histórico que hemos hecho nos da pautas suficientes para comprender la RATIO de la modernidad.
Desde el siglo XVIII, esta perspectiva de la filosofía tradicional comenzó a sufrir cierto tormento, es decir, sintió un gran golpe. Ella comenzó a sentir los efectos de una gran crisis, que dio cabida a un principio de desmoronamiento21. Es importante recordar aquí los fuertes pensamientos de Nietzsche contra el fundamento de la metafísica tradicional, y, por ende, contra los principios éticos y morales. Su famosa sentencia Dios ha muerto da mucho que pensar. La figura del Superhombre no conoce límites, no se inmuta ante los principios éticos ni morales, va más allá del bien y del mal. Para Nietzsche no existen hechos, sino interpretaciones.
Este principio de desmoronamiento de la ratio o del fundamento fue creciendo y abrió espacio para el surgimiento de la hermenéutica moderna, la cual subraya sustancialmente la dimensión temporal del ser. La hermenéutica ontológica concibe el ser dentro de la esfera temporal22. Entonces la perspectiva desde dónde se plantea la problemática del ser se ubicará dentro de la temporalidad, bajo el esplendor de una hermenéutica de facticidad23. Esta hermenéutica pondrá en tela de juicio el valor de la Ratio de la modernidad, pues someterá inclusive a un análisis riguroso el principio de razón suficiente de Leibniz.24. La naturaleza del fundamento llega a desfigurarse o, mejor dicho, se ejerce sobre ella una fuerza de destrucción o una fuerza de desconstrucción. Podríamos decir también el fundamento sufre una desfundamentación. Heidegger al final de su análisis sobre La esencia del fundamento saldrá a la siguiente conclusión:

“...La libertad es el origen del principio de la razón, pues en ella, en la unidad de lo que excede y lo que sustrae, se funda el fundamento que se configura como verdad ontológica... El fundamento tiene su no-esencia porque surge de la libertad finita... La libertad es el fundamento del fundamento... En cuanto tal fundamento, la libertad es el abismo (Ab-grund) del Dasein”25.

Por lo tanto, estos pensamientos influirán sobremanera sobre las ideas milenarias de la tradición filosófica. Buscarán imponerse sobre esta filosofía tradicional ejerciendo contra ella una especie de violencia. Porque sus denuncias y sus críticas son atroces y de carácter violento, inclusive se muestran arrogantes en algunos casos, sobre todo, la postura de Heidegger, quien sostiene que la cuestión del ser, desde Platón hasta nuestro tiempo ya comenzó a sufrir la indiferencia y el olvido. Pues lo que los Pre-socráticos intuyeron rápidamente se ha dejado a un lado. Pensemos por ej: en las obras26 de Heidegger, pues sus esfuerzos de montar y argumentar el trato del ser de la tradición filosófica son para considerar y procurar entablar un diálogo franco con él.
Esta perspectiva sigue hoy día Giani Vattimo, pues uno de sus primeras obras, que lleva como título Pensamiento débil pretende hacer honor a esta oleada de pensamientos. Vattimo procurará demostrar las características fundamentales del ser, el cual se presentará sustancialmente identificado con el devenir. El devenir se alzará como una perspectiva especifica desde dónde se reflexione sobre el ser y éste cobrará sentido solo a partir de aquél. Por lo tanto, la manera adecuada de aproximación al ser será entonces la vía de la desconstrucción. La tarea filosófica, por tanto, se presentará como la destrucción y desconstrucción. Ahora bien, ¿qué debe destruir esta perspectiva filosófica? La hermenéutica filosófica propuesta por Vattimo siguiendo las huellas filosóficas de Heidegger acrecienta la necesidad de la tarea de la desfundamentación de la concepción del ser. El fundamento no es otra cosa que el no-fundamento.

“...Pero justamente la noción de fundamento, y de pensamiento como fundación y acceso al fundamento, viene radicalmente puesta en discusión de parte de Nietzsche y de parte de Heidegger. De este modo, éstos se encuentran, por un lado, en la condición de deber tomar distancias críticamente del pensamiento occidental –o filosofía tradicional- en cuanto pensamiento del fundamento...27”.

Prof. Abelardo Montiel 

Notas
1 Heidegger, M. Introducción a la Metafísica.
2 En la jerga filosófica del siglo XX y contemporáneo se entiende por “Filosofía tradicional” el cúmulo de pensamiento del mundo occidental. Se utiliza también expresiones análogas para referirse a ella, como por ej, “Metafísica tradicional u Ontología tradicional”.
3 Es necesario aclarar que, el término “unívoco”, en este contexto, no se está utilizando en el sentido de “predicamentum” del ser, o sea, que denomine una perspectiva concreta de conceptualización del ser; sino, más bien, se emplea en su sentido propio, es decir en un solo sentido. Este sentido determina el desde dónde se parte para la reflexión filosófica. Este sentido mantiene una cosmovisión de la unilateralidad de la conceptualización del ser. Podríamos decir que es una concepción globalizante del ser, sobre lo que deberíamos centrar nuestra atención.
4 GRONDIN. G. Introducción a la hermenéutica filosófica, p. 34.
5 PLATÓN. Parmenides, 130-132
6 ARISTÓTELES. Sobre el alma, III, 10, 433b,14
7 ARISTÓTELES. Metafísica, 1013a 17
8 SAN AGUSTÍN. Confesiones, Libro I, cap. 1 y 2.
9 SANTO TOMÁS. 1q. 79 a 4.
10 DESCARTES. Discurso del Método, cuarta parte.
11 DESCARTES. R. Sobre los principios de la filosofía, Credos, Madrid, 1999, pág 31.
12 KANT. E. Critica de la Razón pura, parágrafo 16.
13 Esta expresión alemana, que dicho sea de paso, no es nada fácil de aprehender, denota eficazmente, según Fichte, la idea de fundamento. La Tathandlung, que significa acción, hecho originario es el a priori por excelencia de donde se genera toda razón, es decir, se crea sentido. Significa permitir que el conocimiento se autofunde, o sea dar la posibilidad que el conocimiento se autogenere
(
14 HEGEL. Enciclopedia. Párrafo 413.
15 HEGEL. Enciclopedia. rrafo 421.
16 Fue el fundador de la corriente filosófica denominada Fenomenología.
17 Esta obra fue publicada por Husserl en el año 1900.
18 Esta obra Husserl la publicó en el año 1913. Pues le costó muchos años de reflexión y de meditación para encontrar salida a su crisis filosófica.
19 Trataré de presentar aquí algunas expresiones que manifiestan claramente tanto la situación emotiva como la encrucijada intelectual, por las cuales estaba atravesando Husserl, mediante una carta escrita por él, el 25 de setiembre de 1906, y cuyo destinatario era el Neo-kantiano, Paul Natorp. Fue el tiempo que comenzó su crisis filosófica. “No pudiendo alcanzar claridad en mi propio pensamiento, es decir, para mi mismo, por lo menos de modo general, busco el sentido, la esencia, los métodos y los puntos de vistas principales de una crítica de la razón, sin haber meditado, proyectado, establecido y fundado un esquema general, no puedo vivir de modo verdadero y verídico a la vez. El tormento de la falta de claridad, del oscilar de la duda, allí he gozado lo suficiente-es decir, he sufrido suficientemente-. Yo debo lograr unir una solidez interior de convicciones filosóficas. Sé que se trata aquí de algo de suma importancia; sé que grandes genios han naufragado en problemas de este género. Si quisiera compararme con ellos, debería desesperarme bastante. No quiero compararme a ellos, pero sin claridad no podré vivir. Yo quiero y debo con un trabajo de decisión, con una profundización puramente objetiva, acercarme a la meta. Yo lucho por mi vida y por eso creo poder actuar con confianza. Las más duras dificultades de la vida, la autodefensa contra los peligros de la muerte, dan una fuerza insospechada, inconmensurada. Yo no aspiro a honores ni famas, no quiero ser admirado; no pienso en los otros ni en mi carrera. Solo una cosa me preocupa: debo acercarme a la claridad, pues de lo contrario no podré vivir, no podré soportar la vida si no creo que la puedo hacer, que de veras podré observar la tierra prometida y de persona y con el rostro limpio”. Cfr. HUSSERL. E., L’idea della fenomenologia. p.5. -La traducción del italiano fue hecho por el autor de este artículo.
20 HUSSERL. E., Ideas relativas de una fenomenología pura y filosofía fenomenológica.
21 Trastocamiento de los valores de NIETZSCHE, el desmoranamiento del ente de HEIDEGGER; la desconstrucción de VATTIMO y DERRIDA etc. Es necesario des-fundar para volver a fundar.
22 HEIDEGGER.M., El concepto de tiempo; Cfr. La segunda sección de Ser y Tiempo.
23 HEIDEGGER. M., Ontología: Hermenéutica de la facticidad.
24 HEIDEGGER. M. La esencia del fundamento.
25 Idem pág 105-106.
26 Entre estas obras se encuentran: Ser y Tiempo; Identidad y diferencia. En esta última obra, Heidegger plantea la cuestión, sobre todo, en la segunda sección donde califica a la historia de la metafísica tradicional como una historia de la ontoteología. Cfr también BERCIANO. M. La crítica de Heidegger al Pensar occidental.

27 VATTIMO. G. La fine della modernitá. pág 10. “Ma proprio la nozione di fondamento, e di pensiero como fondazione e accesso al fondamento, viene radicalmente messa in discussione da Nietzsche e da Heidegger. Essi si trovano cosí nella condizione, da un lato, di dover prender le distanze criticamente dal pensiero occidentale in quanto pensiero del fonamento...”. La traducción de este texto es del autor de este articulo.   

BIBLIOGRAFÍA

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