domingo, 20 de abril de 2014

ENCLAUSTRAMIENTO DE DOCENTES DE LA UTIC: PROYECTO DE INNOVACIÓN CURRICULAR

ENCLAUSTRAMIENTO DE DOCENTES DE LA UTIC:
PROYECTO DE INNOVACIÓN CURRICULAR

I. Enclaustramiento
La Universidad Tecnológica Intercontinental (UTIC) a través de la Vicerrectoría Académica y Decanatos convocó el día 3 de abril el primer claustro de docentes de la regional central. ¿Qué significa claustro de docentes? El sustantivo claustro proviene del latín (claustrum), cuyo infinitivo es claudere, el cual significa cerrar. Claustro entonces denota literalmente hablando un recinto clausurado. Un recinto, en el cual no es posible la permanencia de personas extrañas a los miembros del claustro. De aquí que la expresión claustro viene acuñada en el ámbito religioso. En este sentido se escucha mencionar frases como estas: “Aquella es una monja o un monje de clausura”. Esta frase connota justamente, que las personas, con vocación a la vida contemplativa, viven enclaustradas o se hallan dentro de un claustro, es decir dentro de un lugar, en el cual solamente pueden estar los miembros escogidos.

El enclaustramiento de docentes, que llevó a cabo la UTIC, consistió en un encerramiento momentáneo de docentes y directivos de la misma Institución. De parte de la Institución estuvieron presentes el Rector, los Vicerrectores, Decanos, Directores de Carreras y Directores de Sedes de la zona central de la Universidad. 

A la convocatoria respondieron más de 200 docentes. Si bien es cierto, que no pudieron asitir todos los docentes, sin embargo esta cantidad es muy significativa.  

II. Apertura oficial del acto
La apertura de este enclaustramiento de docentes estuvo a cargo del Prof. Dr. Hugo Ferreira González, Rector de la Universidad, quien en su nutrida alocución dio una breve reseña de los avances más significativos de la UTIC. Manifestó que la Universidad a pesar de su reciente creación es pujante y prestigiosa. La Institución como Educación Superior está entre la mejor posicionada en ámbito académico a nivel nacional. Remarcó algunos logros importantes en estos últimos tiempos:

II.1. La UTIC apuesta por la calidad educativa. Si bien es cierto que la calidad es un concepto ideal, porque en realidad no existe en ningún lugar la calidad educativa en cuanto tal, sin embargo lo que existe es pertinente de la educación, el que incluye la eficiencia, eficacia, dentro de un contexto educativo concreto. Además esa calidad educativa se relaciona estrechamente con el permanente mejoramiento de los currícula. Muestra del compromiso con la calidad educativa es circunscripción de algunas carreras de Universidad a la Evaluación Externa promovida por la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (ANEAES). La carrera de Enfermería está en el proceso Autoevaluación, la carrera de Derecho está habilitada en dos Sedes y otras sedes que están aguardando las visitas de los pares evaluadores. La Carrera de Contabilidad y la carrera de Análisis de Sistema están en proceso de Autoevaluación.

II. 2. La UTIC fue invitada a participar de una competencia de Juicios Orales con énfasis en Derechos Humanos, la cual fue organizada por la Corte Suprema de Justicia mediante la Dirección de Derechos Humanos y el Centro de Estudios Judiciales. Participaron de esta competencia ocho Universidades de todo el Paraguay. Los alumnos de Derecho de la UTIC lograron el premier puesto en el rol del Ministerio Público y los alumnos de Derecho de la Universidad Nacional de Asunción y Uninorte quedaron en el segundo puesto.
Hoy día este equipo de alumnos se está preparando para viajar a Washington, Estados Unidos, para participar en la “moot Court”, propiciada por la American University.

II. 3. La UTIC obtuvo un reconocimiento especial por la Organización Panamericana de Salud (OPS) a través de la Dirección de Proyecto Joven Paraguay. Este reconocimiento es por el trabajo, que viene realizando la Universidad en el marco de prevención de drogadicción. El Proyecto Joven Paraguay promueve acciones concretas de prevención de drogadicción. Trabaja de manera coordinada con los colegios públicos, puesto que tiene un convenio firmado con el Ministerio de Educación y Cultrura (MEC). Este reconocimiento estimula a la Universidad a extender más todavía su radio de acción y le exige establecer estrategias para prevenir, por ejemplo, el embarazo precoz, los accidentes de tránsitos etc.

II. 4. La UTIC es una de las pocas Universidades que invierte sus ingresos en la mejora continua de su infraestructura edilicia. Actualmente tiene 14 sedes propias y tres que están en proceso de construcción. Estas sedes cuentan con las comodidades necesarias para propiciar la Educación Superior. De este modo la Institución retribuye a la comunidad educativa sus ingresos. En este sentido la UTIC no sólo destina sus ingresos en la infraestructura edilicia, sino también se preocupa y se ocupa de la pertinencia y eficacia de los currícula de las carreras que se ofrecen en de la Universidad. La preocupación por la calidad educativa es justamente la que nos convoca en este enclaustramiento. El motivo principal, que nos reúne en esta ocasión, es el Proyecto de Innovación Curricular.

III. Plan de Desarrollo de la carrera
El tema, Desarrollo de la carrera, estuvo a cargo de la Lic. Elva Rojas, Directora de Autoevaluación de la UTIC, quien de modo conciso, claro, y acabado compartió con los presentes la significación e importancia del mismo. El Plan de la Carrera, decía ella, no es otra cosa que un Plan Estratégico dentro de la Carrera. Y enfatizó que dentro de este Plan de la carrera se enmarca no sólo el Proyecto de Innovación Curricular, sino también el Plan Operativo Anual y otros elementos.

Ella hurgó de modo sucinto en el sentido profundo de la innovación y abordó el tema desde una perspectiva radical. Innovar significa reconstruir todo de nuevo. “Iniciar prácticamente de cero”. De hecho éste es un sentido radical de la expresión innovación, la innovación es un término emergente y, además, polisémica[1], por lo tanto, exige siempre determinar bajo que sentido abordar el término. Pues el propósito del Proyecto de Innovación Curricular, que estamos impulsando en la Universidad busca introducir elementos nuevos en la malla curricular existente, esto significa que la malla sufrirá modificaciones sustanciales, las cuales caracterizaran a una especie de innovación de producto y de proceso, según los conceptos del economista autro-estadounidense, Joseph Alois Schumpeter.

IV. Estructura del Proyecto de Innovación Curricular
El Prof. Julio Cardozo presentó la estructura del Proyecto de Innovación Curricular y, a la vez, el Plan de Trabajo propuesta y consensuada entre la Vicerrectoría Académica y los directivos de la Universidad. El esquema del Proyecto de Innovación Curricular está divido en dos partes: La primera consiste en la estructura del Diseño Curricular propiamente dicha de la carrera y la segunda parte en la estructura del Programa de Estudios. El diseño curricular está encabezado por los Marcos Legales de la educación, por la Filosofía Institucional, el Modelo Pedagógico, las Dimensiones Sustantivas de la Universidad… La segunda, sin embargo, contiene la estructura de los módulos, es decir ahí se encuentra plasmadas los elementos básicos y constitutivos del programa formativo de las carreras.  

V. Fundamentos filosóficos de la Universidad
El autor de esta breve reseña compartió con los docentes los Fundamentos Filosóficos de la Universidad y algunos elementos sobresalientes de innovación, que se está proponiendo dentro del Proyecto de Innovación Curricular. En el Proyecto Educativo Institucional (PEI) está plasmado el fundamento filosófico de la Universidad Tecnológica Intercontinental, pues la filosofía institucional es fundamental, puesto que esa garantiza el fin o la meta, que persigue la Universidad en su quehacer formativo y educativo. Esa filosofía proporciona no sólo las orientaciones para la Institución, sino, sobre todo, intenta determinar en  las praxis los ideales, que se vislumbran en ella como una centella en el horizonte. La Universidad asume en su filosofía la concepción cristiano-humanista del hombre. Ésta está avalada, a parte de la enseñanza bíblica, en autores como por ejemplo: Agustín de Hipona, Santo Tomás de Aquino, Pico de la Mirándola, Erasmus de Rotterdam, Jaques Maritin etc.

V. 1. Dignidad del hombre
En la enseñanza bíblica el hombre ocupa un lugar central dentro de la creación. Después de Dios él es el amo de la creación. El hombre es un ser absolutamente sui generis, viene considerado como una criatura excepcional. Leemos en el salmo 8, en el cual el salmista se pregunta: “¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,  el ser humano, para darle poder? 6. Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, 7le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies”[2]. Estas expresiones delatan las características singulares, que posee el hombre ante su creador, es decir ante Dios. Éste dotó de inteligencia, capacidad y voluntad al hombre para dominar y transformar la creación, por consecuencia, crear cultura.

Hacemos ahora un salto en el tiempo y nos ubicamos en el corazón del renacimiento con vista a hacer notar, que esa visión bíblica del hombre está impregnada en la cultura del mundo occidental; pues para ello proponemos una frase de Giovanni Pico Della Mirandola[3], filósofo del siglo XV, quien legara a la jerga cultural los nobles pensamientos humanistas de sus coterráneos florentinos.

Oh Adán, no te he dado ni un lugar determinado, ni un aspecto propio, […] Te he puesto en el centro del mundo para que más cómodamente observes cuanto en él existe. No te he hecho ni celeste ni terreno, ni mortal ni inmortal, con el fin de que tú, como árbitro y soberano artífice de ti mismo, te informases y plasmases en la obra que prefirieses. Podrás degenerar en los seres inferiores que son las bestias, podrás regenerarte, según tu ánimo, en las realidades superiores que son divinas[4].
           
            Pico Della Mirandola valora al hombre casi con la misma magnitud del salmista. En estos textos encontramos sintéticamente la visión antropológica del humanismo: dignidad, grandeza, libertad, proyección, trascendencia, señoría ante las creaturas etc.   

La filosofía humanista ubica al hombre en el centro de toda acción. Alrededor del hombre gira todo lo existente. El hombre es co-creador; porque su condición se impone sobre los demás seres existentes en la tierra. Esta posición enfatiza la cosmovisión antropocéntrica del hombre.

El humanismo no sólo defiende la posición antropocéntrica, sino también todo lo que implica esa, vale decir conlleva un reconocimiento de la dignidad como una realidad incuestionable del hombre. ¿Qué significa dignidad? La dignidad de una persona está enraizada en su propio ser. La dignidad es el valor que posee cada persona desde su misma concepción, es decir desde el origen formativo en el seno de su madre. Él adquiere a partir de aquí su condición de respetabilidad. La persona es un ser respetable por el solo hecho de existir. El hombre lleva en sí una reputación, una magnificencia y un valor sin igual.

V. 2. La Libertad y Proyección del hombre
El humanismo concibe al hombre con capacidades insondables. Esa capacidad singular emerge de la libertad. Ésta es inherente a la misma dignidad del hombre. Él es un ser libre. ¿En qué consiste la libertad del hombre? Defendemos la concepción de la libertad como la capacidad, que posee el hombre, para escoger entre una cosa y otra. A partir de esa elección él crea las condiciones de posibilidades básicas para la vida. La libertad es una dimensión esencial de cada persona y ella estimula optar por una vida más confortable; vale decir, sin la libertad no existe perspectiva, ni esperanza de felicidad. He aquí un ejemplo, San Agustín de Hipona, quien no sólo se pregunta sobre la esencia de la libertad, sino, sobre todo, trata de comprender el origen mismo del mal, que hace padecer al hombre. ¿Dónde radica el mal del hombre?

Yo me esforzaba cuanto podía para entender lo que había oído decir, esto es, que el libre albedrío de nuestra volunta era la causa del mal que obrábamos, y la rectitud de vuestro juicio la causa del mal que padecíamos [..]. Me levantaba algún poco hacia vuestra luz al saber yo con tanta certeza que tenía mi voluntad propia, como estaba cierto de que tenía vida. Así cuando quería o no quería algo, estaba ciertísimo de que yo mismo, y no otro, era el que quería o no quería aquello; y ya casi conocía que estaba allí la causa y principio de mi pecado[5].

Para San Agustín el mal no es una entidad tal como enseña el maniqueísmo, sino ese está enraizado en la voluntad del hombre. San Agustín descubre, que la libertad de la voluntad es la raíz del mal. De este modo él rechaza totalmente la doctrina maniquea. Esta doctrina enseña que la fuente de la bondad es Dios, y la fuente del mal es otro dios. San Agustín no concuerda con los maniqueos y afirma que el mal no existe como entidad, o sea no existe en cuanto tal; sin embargo el mal se manifiesta a través de las acciones del hombre. Él señala que el mal está estrechamente asociado con el libre arbitrio o sea con la libertad de la voluntad. Esto significa que la libertad de elección, vale decir cuando uno elige emprender una acción producente al hombre, entonces opta por el bien. La voluntad, gracias a la libertad, escoge el bien. Por el contrario si esa libertad de elección impulsa una acción contraproducente tanto para la persona que acciona como para otras, entonces decidió por el mal. El mal entonces es la manifestación de una acción contraproducente, que el hombre realiza, la cual emerge de la libertad y esa viene determinada por la voluntad de cada persona. En otros términos el hombre desea y quiere…, pero no todo lo que él desea y quiere le es conveniente. Si el objeto de la elección de su voluntad le es beneficioso (físico, psíquico, espiritualmente), entonces esa elección es algo bueno; pero si sucede lo contrario, entonces esa elección es algo molo y va en detrimento a su a su persona, porque esa elección le hace sufrir. San Agustín nos enseña que la libertad es un elemento esencial del hombre. Es la que influye sobre la voluntad para que ésta se determine por un bien específico u otro.

Siguiendo con nuestra reflexión hacia la misma perspectiva, traemos a colación a otro eminente exponente de la filosofía y teología cristiano-humanistas, quien es Santo Tomás de Aquino. Este pensador asume básicamente el pensamiento de San Agustín acerca de la libertad. Él dice: “El hombre posee libre arbitrio; de lo contrario, serían inútiles los consejos, las exhortaciones, los preceptos, las prohibiciones, los premios y los castitos”[6]. Santo Tomas define el término “libre arbitrio” como: […] un acto, sin embargo, en el uso corriente llamamos libre albedrío a lo que es principio de este acto, es decir, aquello en virtud de lo cual el hombre juzga libremente”[7]. El “acto” expresa el aquí y ahora de la acción. El alcance del acto en sí, entonces se reduce en el momento y en el espacio de la acción concreta; sin embargo la base o fundamento de ese acto es el “principio de ese acto”, que es intrínseco, permanente e indeterminado. El principio es la causa del acto, el principio es la fuente del acto bueno o malo.   

Los pensadores existencialistas Martín Heidegger, Karl Jaspers, Gabril Marcel, Jean Paul Sartre y otros han valorado, sobre manera, dentro de sus filosofías la libertad.  

Heidegger, seguidor en este sentido de Jürgen Kierkegaard, señala respecto a la libertad como sigue:

El “ser ahí” es en cada caso su posibilidad, y no se limita a “tenerla” como una peculiaridad, a la manera de lo “ante los ojos”. Y por ser en cada caso el “ser ahí” esencialmente su posibilidad, puede este ente en su ser “elegirse” a sí mismo, ganarse, y también perderse, o no ganarse nunca, o sólo “parece ser” que se gana.  

Es necesario aclarar algunos conceptos para apreciar con cabalidad la postura Heideggeriana de la libertad. La expresión “ser ahí” equivale al termino alemán “Dasein”. Dasein es un sustantivo, que significa existencia; pero es un sustantivo que está compuesto de dos palabras: “Da”, por un lado, y “sein”, por otro lado. El primero es un adverbio de lugar: Ahí, aquí, acá. El segundo es un verbo en su carácter infinitivo, el cual se traduce al español como ser o estar. El “Dasein” o “Ser ahí”, así como viene aprehendido por Heidegger, se refiere únicamente a la existencia del hombre. El hombre es el único ser, a quien le va su propio ser. El hombre es posibilidad. Ésta es la condición, para que él escoja, elija y pueda ganarse o perderse a sí mismo. 

Sartre, seguidor de Heidegger, expresa que si hay algo, del cual el hombre no puede desentenderse, ese algo es su libertad, porque el hombre es libre por naturaleza.

Cuando declaro que la libertad a través de cada circunstancia concreta no puede tener otro fin que quererse a sí misma, si el hombre ha reconocido que establece valores, en el desamparo no puede querer sino una cosa, la libertad, como fundamento de todos los valores[8].

La libertad es inherente al hombre, por eso no puede querer otra cosa, más que la libertad. Para los existencialistas la libertad es la base de la proyección del hombre, ésta es la razón por la cual ellos afirman, que el hombre es un ser inacabado. El hombre es un continuo proyecto abierto, es, por excelencia, posibilidad. El hombre es el único animal, quien no posee barreras en su paso, salvo la muerte que corta totalmente su proyección. En este sentido nos dice Sartre:

El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como él se concibe después de la existencia, como él se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Este es el primer principio del existencialismo[9].

El hombre es lo que él quiere llegar a ser. Éste es un principio abierto o indeterminado del hombre y se pone en contraposición a la visión cerrada o determinada del hombre, es decir a la visión cristiano-humanista del hombre. La antropología cristiano-humanista aboga la precedencia de la esencia sobre la existencia; mientras que la antropología existencialista-humanista defiende la postura de la precedencia de la existencia sobre la esencia. Según la primera postura, pues el hombre ya existió esencialmente en la mente de Dios, quien ya le tuvo dentro de su proyecto desde siempre o sea ad eternum. Luego ese hombre se determina existencialmente en una persona concreta, o sea existe como Juan, Pedro, Manuel etc. Según la segunda postura, el hombre primeramente se encuentra en el mundo, porque él es un-ser-en-el-mundo (in-der-Welt-sein), se halla arrojado en el mundo, es decir a la existencia, desde la cual se proyecta y se construye.

La proyección es la estructura existenciaria del ser del libre espacio del fáctico “poder ser”. Y en cuanto yecto, es el “ser ahí” yecto en la forma de ser del proyectar. El proyectar no tiene nada que ver con un conducirse relativamente a un plan concebido con arreglo al cual organizaría su ser el “ser ahí”, sino que éste, en cuanto tal, se ha proyectado en cada caso ya, y mientras es, es proyectante[10].

La proyección forma parte de la estructura del hombre y necesariamente de proyectarse. La proyección del hombre se funda en su condición de arrojado, o estar yecto (Geworfen). El hombre, según Heidegger, es un ser arrojado en el mundo y desde ahí se pone de pie y escoge su rumbo, se proyecto. Este proyectarse se refiere, por un lado, así como lo interpreta Sartre, a la cotidiana construcción del hombre.

El hombre es ante todo un proyecto que se vive subjetivamente, en lugar de ser un musgo, una podredumbre o una coliflor; nada existe previamente a este proyecto; nada hay en el cielo inteligible, y el hombre será ante todo lo que haya proyectado ser[11].

 Pero, por otro lado, ese proyectarse, así como lo entiende sustancialmente Heidegger, es un avanzar constante hacia la muerte. De ahí el hombre es concebido por Heidegger como el ser-para-la-muerte (zum-Tode-sein).

La concepción existencialista abre la posibilidad de la formación continúa del hombre. Si éste tiene la capacidad de autorealizarse permanentemente, entonces también posee la oportunidad de autoformarse y autoeducarse hasta su muerte. Concebir al hombre desde esta perspectiva significa apostar por la educabilidad efectiva del ser humano.

V. 3. Sociabilidad del hombre
El PEI de UTIC declara que el hombre es un ser social (AnqrwpoV ζωον πoλίτικoν estin)[12]. La socialidad y sociabilidad son realidades, que le van al hombre en su propio ser. El hombre no es una isla, pues no puede desarrollarse sólo; necesita del otro, necesita de los demás, con quienes él pueda estimular su vida interior y exterior. Él encuentra sentido a su existencia y se realiza a sí mismo siempre en referencia a los otros. Él construye lo que debe llegar a ser en compañía con los demás.

La concepción aristotélica del hombre viene re-asumida y re-valorada de cualquier modo u otro en las primeras décadas del siglo XX por Martín Buber[13] y luego por Emanuel Levinas. El primero analiza extensamente en su obra Yo y Tú el fenómeno de la comunicación interpersonal y el rol capital, que juega esa comunicación en la vida social del hombre.

La relación con el tú es una relación inmediata. Entre el yo y el tú no media ningún sistema conceptual, ninguna presciencia y ninguna fantasía; y la memoria misma se transforma, pues desde su aislamiento se precipita en la totalidad. Entre yo y tú no media ninguna finalidad, ningún deseo y ninguna antelación; y el anhelo mismo cambia puesto que pasa del sueño a la manifestación. Toda mediación es obstáculo. Sólo ahí donde es derrumbada toda mediación, pues entonces acontece el encuentro[14].

Martín Buber enfatiza la inmediatez en el trato con el otro. El tú es una persona, no un objeto. No existe ninguna mediación de comunicación entre un yo y un tú. Esta idea refuerza la condición no sólo de semejanza, que se constituye entre un yo y un tú, sino también de igualdad. En esta perspectiva el yo tiene vetado desde su misma constitución todo tipo de dominio, agresión, imposición, explotación etc., sobre el tú y viceversa. El yo debe cultivar por doquier la inmediatez de relacionamiento, esto significa, que él debe buscar establecer una relación espontánea, armónica, amigable y viceversa.   

Emanuel Levinas, seguidor en este sentido de Martín Buber, es otro filósofo que explotó la necesidad inexorable de reconocer al otro. En sintonía con Martín Buber expresa como sigue: “La alteridad del Otro no depende de una cualidad que lo distinguiría del yo, porque una distinción de esta naturaleza implicaría precisamente entre nosotros esta comunidad de género que anula ya la alteridad”[15]. El otro es igual que yo y viceversa y juntos se construye una sociedad compartida pacifica y armoniosamente, puesto que no se instiga la superioridad de uno u otro.

El otro me interpela necesariamente de manera explícita o implícitamente. El otro es el tú, que se impone al yo, y viceversa. El otro ni siquiera tiene la necesidad de hacer un gesto, de proferir palabras, para requerir mi reacción, pues su presencia sin más me reclama reacción, la cual puede ser positiva o negativa, de aceptación o rechazo…

El Otro permanece infinitamente trascendente, infinitamente extranjero, pero su rostro, en el que se produce su epifanía y que me llama, rompe con el mundo que puede sernos común y cuyas virtualidades se inscriben en nuestra naturaleza y que desarrollamos también por nuestra existencia[16].

            El rostro es la epifanía patente de un yo a un tú. Epifanía significa manifestación. La persona tiene un rostro, que expresa una identidad y una condición de existir totalmente diferente del modo de existir de un objeto, de una planta o de un perro. El otro se me presenta como una persona, quien me recuerda inmediatamente su condición humana, su ineluctable valor, o sea su dignidad. Ese rostro exige de parte del yo un reconocimiento en toda la esfera de las relaciones; es decir el rostro del otro es mi jefe, mi compañero de trabajo, mi amigo, mi empleado, mi esposo, mi esposa, mis hijos... El otro es el extranjero, el mendigo, el indígena, el pobre, el indigente[17].

            VI. El hombre como fin
Nosotros escuchamos con frecuencia la palabra maquiavelica, la cual, sin saber incluso exactamente el contenido del término, nos suena como algo diabólico. Ese adjetivo corresponde al nombre Maquieavelo[18]. Éste escribió una obra titulada, el Príncipe, en la cual él alude la subordinación de los medios a los fines, dicho en otros términos, “Los fines justifican los medios”[19]. Esta frase muy corta, pero que lamentablemente expresa con cabalidad la penosa realidad de las frecuentes acciones del hombre. Esta corta frase enseña: No importa los medios que se utilicen para alcanzar el fin. Si una persona se propusiese construir una bonita casa, pero sus ingresos económicos no le permitirían edificar esa casa, entonces él podría utilizar cualquier medio posible como ser: el robo, el asalto e incluso el asesinato con tal de alcanzar su fin, -construir la casa-. Esta postura, si bien es cierto, no está legalizada, sin embargo corriente y tácitamente está constituida como una ley. Ésta está en la base de la corrupción. Esta misma visión, pero con una base antropológica diferente, planteó Thomas Hobbes en su obra el Leviatán. En la primera parte de esta obra trata sobre la naturaleza del hombre y, según este pensador, pues el hombre por naturaleza es egoísta. Por naturaleza el yo busca aniquilar al otro. El otro se presenta siempre como una amenaza al bienestar, a los espacios, a los intereses del yo. De ahí se comprende su famosa definición del hombre: Homo homini lupus est; esto significa que el “hombre es un lobo para el hombre”.        

Ante la posición a Nicolás Maquiavelo y a Thomas Hobbes surgió una contrapropuesta radical de parte de Emanuel Kant. Este pensador alemán defiende la idea de considerar siempre al hombre como fin y nunca como medio.

Que, en el orden de los fines, el hombre (y con él todo ser racional) es fin en sí mismo, es decir, no puede nunca ser utilizado sólo como medio por alguien (ni aún por Dios), sin al mismo tiempo ser fin, que, por tanto, la humanidad, en nuestra persona, tiene que sernos sagrada, es cosa que sigue ahora de suyo, porque el hombre es el sujeto de la ley moral, por consiguiente, también de lo que es en sí santo, de lo que permite llamar santo a todo lo que esté de acero con ello[20].

En estos se reducen la postura filosófica, que impulsa la UTIC y bajo la luz de estos valores pretende orientar toda su actividad pedagógica. 

El claustro docente culminó con el saludo del Decano de cada Facultad. Esta ceremonia académica, enclaustramiento docente, transmitió a los docentes presentes solidez, fortaleza, seriedad, institucionalidad y una gran capacidad de trabajo en equipo.

  Apreciado lector: ¿Cuál es su concepción del hombre? ¿Qué significa para usted la dignidad del hombre? ¿Crees que somos realmente libres? ¿Tomamos comúnmente al hombre como fin o, más bien, le tomamos como medio?
           

Referencias bibliografías

1. Aristóteles. Político. Lib. I. En Obras Completas. Ed. Aguilar. 1966.
2. Buber. M. Yo y Tú. Colección Sprit. 2º ed. Madrid. 1995.
3. De Hechano Basalduda. J. et altri Historia de la filosofía. En Curso de Orientación Universitaria. Ed. Ministerio de Educación y Cultura. Madrid.1996.
4. Heidegger. M. El Ser y el Tiempo. Ed. FCE. 1998.
5. Kant. E. Crítica de la Razón Pura. Ed. Sígueme. 1994.
6. Levinas. E. Totalidad e Infinito. Ed. Sígueme. 1999.
7. Sartre. J. P. El Existencialismo es un Humanismo. Edhasa. Barcelona. 1999
8. Santo Tomás de Aquíno. Suma Teológica. III (2). BAC. Madrid. 1959.
9. San Agustín. Las Confesiones. Editorial EDAF. Madrid. 1972.




[1] Cfr. Montiel. A. Innovación Curricular. En http://abelardomontiel.blogspot.com.ar/
[2] Biblia Latinoamericana. Editorial Verbo Divino. Madrid. 1994.
[3] Es importante mencionar, que estos grandes autores nacieron, vivieron y murieron en la Toscana, territorio italiano, donde refloreció la cultura griega-romana. El renacer de la literatura (Dante Alighieri, Petrarca, Boccacio), del arte (Leonardo da Vinci, Rafael Sanzio, Miguel Ángel etc), la arquitectura (Filippo Brunelleschi, la filosofía (Lorenzo de Medici, Picco de la Mirandola, Nicolás Maquiavelo, Marsilio Ficino etc.,  es considerado como la época renacentista. El renacimiento como reflorecimiento de la cultura clásica colocó al hombre en el centro de toda su actividad.
[4] “Non ti ho assegnatto, o Adamo, nè una sede precisa né una aspetto particolare né una funzione especiale, []Ti ho posto al centro dell’universo affinché di lì tu scorga più agevolmente tutto ciò che nell’universo esiste. Non ti ho fatto né celeste né terreno, né mortale né immortale, affinché ti foggi da te estesso la forma che preferiste, come un libero e nobile modellatore e foggiatore di te stesso. Potrai degenerare verso gli esseri inferiori, i bruti, o rigenerarti verso i superiori, i divini, a tuo esclusivo giudizio”. Della Mirandola. De Hominis Dignitate. Pp 8-9. 
[5] San Agustín. Las Confesiones. Libro. VII. Cap. III. 5.
[6] 1q.83 a.1.
[7] 1q.83 a.2.
[8] Sartre. J. P. El Existencialismo es un Humanismo. Pp 76-77.
[9] Ídem. P. 31.
[10] Heidegger. M. El Ser y el Tiempo. 163. 
[11] Sartre. J. P. El Existencialismo es un Humanismo. P. 32.
[12] Aristóteles. Político. Lib. I.
[13] Martín Buber es un filósofo Judio-austro-israelí, quien escribió una obra titulada “Ich und Du” o sea Yo y Tú en el año 1923, unos años después del término de la primera guerra mundial.
[14] Buber. M. Yo y Tú. P 13. “Die Beziehung zum Du ist unmittelbar. Zwischen Ich und Du steht kiene Begrifflichkeit, kein Vorwissen und keine Phantasie; und das Gedächtnis selber verwandelt sich, da es aus der Einzelung in die Ganzheit stürzt. Zwischen Ich und Du steht kein Zweck, keine Gier und keine Vorweghahme; und die Sehnsucht selber verwandelt sich, da sie aus dem Traum in di Erscheinung stürzt. Alles Mittel ist Hindernis. Nur wo alles Mittel zerfallen ist, geschieht die Begegnung“. Buber. M. Ich und Du. Verlag Lambert, 10. Auflage, 1979.
[15] Levinas, E. Totalidad e Infinito. P.207.
[16] Ídem. P. 208.
[17] Cfr. Montiel. A. Ética II. Formación del Carácter Moral. En http://abelardomontiel.blogspot.com/.
[18] Nicolas Maquiavelo fue un filósofo italiano, quien vivió entre el año 1469 y 1527 en la región Toscana.
[19] La expresión maquiavelismo, justamente se deriva de la siguiente idea: “la subordinación de los medios a los fines”.  De Hechano Basalduda. J. et altri. Historia de la filosofía. En Curso de Orientación Universitaria. P. 305.
[20] Kant. E. Crítica de la Razón Práctica. P. 162.