domingo, 18 de agosto de 2013

INNOVACIÓN EDUCATIVA


INNOVACIÓN EDUCATIVA
“El arte más importante de un maestro es saber despertar en sus alumnos la alegría de conocer y crear” A. Einstein[1].

¿Cuál es el significado etimológico del concepto “innovación”? ¿Qué sentido dan algunos sectores a la expresión “innovación”? Trataremos de responder a estas dos cuestiones. 

Vale mencionar como punto de partida la siguiente observación: La innovación lleva en sí un gran ideal del quehacer de la economía y de la empresa, por un lado; y de la tecnología, de la sociedad y de la pedagogía, por otro lado. Observamos que en los foros, conferencias, seminarios, ponencias realizados por aquellos sectores se propician debates acerca de la innovación. Tal es así que un foro sobre cualquier tema en esos ámbitos, si no se contempla el tema de innovación, pareciera ser que ese foro carece de atracción. La innovación es hoy día un concepto, que está de moda. Se habla de ella como si se entendiera acabadamente el contenido de la misma, salvo excepciones, y, por consecuencia, se escucha de ella y se recibe como si se comprendiese mínimamente el significado del concepto. En síntesis la recurrencia frecuente al término “innovación” o su excesiva utilización no siempre indican una aprehensión de su contenido tanto de parte de aquél, que lo emplea, como también de los interlocutores.
 
La innovación proviene del verbo latino “innovare”, que se traduce al español por innovar. El sustantivo es “innovatio”, la cual corresponde al español innovación. Si desmenuzamos la expresión “innovación”, quizás aprehenderemos su sentido originario y comprenderemos más fácilmente las diversas significaciones, que se le designa. La raíz de la palabra o lexema es “nov”, a partir de la cual se forma el adjetivo “nuevo” y todas las palabras a fines. A este lexema se suma un prefijo, compuesto por una preposición latina, “in”; la que denota en una de sus acepciones la idea de movimiento “hacia adentro” y se traduce con las siguientes preposiciones castellanas: “En”, “adentro de” y “al interior”[2]. El sufijo “ción” indica el acto de… o acción de… Estando así la “innovación” como también “renovación” conllevan dos realidades. Una que es inherente a la raíz “nov”, es decir, algo ya existente y algo que le viene “in” como un añadido, que se le introduce desde fuera.  

Ahora bien: ¿Qué significa innovar y, por consecuencia, innovación? Innovar significa renovar[3] y, por ende, innovación significa también renovación. Tanto el verbo innovar como renovar guardan estrecha relación con el verbo latino “muto” (moveo o movere), cuyo infinitivo es mudar; pero mudar no en el sentido transitivo de cambiar algo de un lugar a otro, sino mudar en el significado intransitivo del verbo, o sea de cambiarse o transformarse. Esto requiere una mutación interna o externa de algo. De aquí que la Real Academia de la Lengua Española (RAE) define el infinitivo “innovar” de la siguiente manera: “Mudar o alterar algo, introduciendo novedades”. Vale destacar también el sentido, que la RAE da al sustantivo innovación: “Acción y efecto de innovar”. Ésta es la primera acepción, pues remite al significado del verbo. La segunda significación ya tiene una clara connotación económica: “Creación o modificación de un producto, y su introducción al mercado”. Esta connotación no es casual, puesto que la palabra innovación fue acuñada por los economistas en las primeras décadas del siglo XX como término técnico, cuyo contenido prometía desarrollo económico tanto para los empresarios como para el Estado. Tal es así que el término “innovación” pertenece a la jerga económica.

Al inicio de la segunda década del siglo XX el economista, Schumpeter, asentó las características fundamentales de la innovación económica en su obra titulada Teorías del desenvolvimiento económico[4]. Según este autor la innovación debe manifestar las siguientes notas: 
           
Innovación de producto: introducción de nuevo bien; innovación de proceso: introducción de un nuevo método de producción que puede NO estar basado en descubrimiento científico nuevo; la apertura de un nuevo mercado...; La conquista de una nueva fuente de abastecimiento de materias primas; La innovación organizacional[5].

Como podemos apreciar en estas características el fenómeno de la innovación es complejo, pero, sin embargo, hoy día quizás más que nunca, se presenta como una realidad necesaria. Vemos a partir de los elementos acerca de la innovación propuestos por Schumpeter  que esas características están en la base de la comprensión de palabra “innovación”; aunque ésta sea una palabra polisémica. Tal es así que en principio estos contenidos de innovación encontramos fundamentalmente en los ámbitos de las ciencias. Con vista a justificar esta idea, pues a continuación exponemos la definición de “innovación” propuesta por el Manual de Olso. 

“Una innovación es la introducción de un producto (bien o servicio) o de un proceso nuevo o significativamente mejorado, o la introducción de un método de comercialización o de organización nuevo aplicado a las prácticas de negocio, a la organización del trabajo o a las relaciones externas”[6].

Esta definición como podemos obviamente notar asume casi en su totalidad la propuesta de Schumpeter, aunque podríamos encontrar algunas variaciones sutiles. La innovación propiamente dicha, si consideramos desde los elementos schumpeterdianos, no afecta sustancialmente al concepto, que la significa. ¡Eso nos parece extraño!   

El área tecnológica quizás sea una de las áreas que más continuamente experimenta la innovación, porque ella no sólo creció enormemente en estos últimos tiempos, sino también proveyó a las ciencias de herramientas, que revolucionan las praxis. ¿Cómo concibe la investigación tecnología la innovación? He aquí la propuesta de García Córdoba:

“La innovación es un proceso sistemático y deliberado que altera determinados factores para crear riqueza o un nuevo potencial de acción antes que conocimientos tecnológicos o científicos, aunque requiere de estos últimos pero, además de capacidad para interrogar y escudriñar la realidad, así como romper prejuicios y abrirse al cambio. Estas es la manera en que se conciben nuevas ideas que se integren al quehacer de las organizaciones, se introducen mejores productos al mercado, se emplean nuevas técnicas o métodos para hacer mejor las cosas, se perfeccionan resultados finales, etcétera”[7].
Esta descripción de innovación es muy significativa en todos sus términos, por eso quisiéramos, en primer lugar, exponer brevemente a modo de ejemplo como se da la innovación de producto y en segundo lugar comentar algunas ideas contenidas en la definición de innovación del citado autor. 
a) ¿En qué consiste la innovación de producto? Traemos a colación para responder a esta pregunta el ejemplo del teléfono celular; pues nadie puede hoy día poner en duda la utilidad de ese artefacto. El celular, que hoy día conocemos, era muy diferente en sus orígenes. El primer modelo de celular, ideado por Martín Kooper, conocida como Motorola Handie Talkie H12-16[8], salió al mercado en la década de los 80. La victoria ganada en aquel entonces por el teléfono Motorola fue la comunicación simultánea a través de las ondas radiales; sin embargo ese teléfono fue adquiriendo muchas innovaciones incrementales. Esto significa que a ese teléfono celular se le ha ido introduciendo nuevos elementos como la posibilidad de emitir mensaje de texto, la posibilidad de sacar fotografía, escuchar radios, música, conectarse al internet, por consecuencia estar en comunicación con el mundo. He aquí entonces un ejemplo claro de una innovación de producto e innovación incremental.
b) La innovación tecnológica supone, por un lado, la investigación científica; pues aquella necesita escalar y acomodarse sobre los hombros de ésta; de modo que desde ahí pueda la investigación tecnológica realizar su salto hacia lo novedoso e inesperado. La investigación tecnológica es eminentemente innovadora.
Nos llama la atención, por otro lado, la siguiente expresión de la definición: “La innovación...requiere... de -la- capacidad para interrogar y escudriñar la realidad, así como romper prejuicios y abrirse al cambio”. Ahora bien ¿Qué significa escudriñar la realidad? ¿Qué tipo de prejuicios debemos romper? ¿A qué cambio debemos abrirnos?
La realidad, en la que nos encontramos y nos movemos, es enredada, incluso un tanto confusa, ella impone a las instituciones, también a las universidades una exigencia de regeneración o renovación constante, puesto que esa realidad requiere respuestas urgentes a las necesidades, que son también cada día más variadas, extensas y enmarañadas. ¿Pero qué es la realidad? La realidad es el estado de cosas[9], o sea así como las cosas se muestran y se dejan percibir. ¿Cómo se presenta, por ejemplo, la realidad en lo socio-económico paraguayo? La realidad social paraguaya se manifiesta con mucha heterogeneidad (para no decir con mucha inequidad), pues hay clases sociales más afortunadas que otras, por ejemplo existen clases con más condiciones de posibilidades de “progreso”, que otras. No es igual, en el Paraguay, nacer dentro de una etnia guaraní en el territorio chaqueño o en cualquier familia que vive en el centro de Asunción. Existe en la sociedad paraguaya ricos, muy ricos; pobres, muy pobres. Si queremos revertir esta realidad socio-económica, entonces debemos promover el cambio en la mentalidad de las personas, e impulsar la innovación de las estructuras institucionales; o sea de innovación de proceso.
¿Cuáles prejuicios debemos romper los paraguayos? Por un lado debemos superar la falta de confianza en nosotros mismos, fortalecer la estima o amor propio; pues la autoestima es una condición de posibilidad importantísima para el cambio y para la autosuperación personal. Por otro lado, debemos disipar de nosotros el fatalismo. El fatalismo es un elemento condicionante, que está latente en nosotros y se constituye como un enemigo mortal de una las dimensiones fundamentales de las personas. Es necesario afianzar la libertad individual y social con vista a combatir aquella idea, cuya máxima se expresa de la siguiente manera: Mboriahurä mboriahupama voi, ha ricorä ricopamavoi. El paraguayo en general cree que existe cierta fuerza interna y externa, la cual gobierna su vida personal e incluso su vida social. Entonces “fatal designa cierta combinación de causas desconocidas, que impide que se lleve a cabo alguna cosa, y que la hace inclinar más hacia el mal éxito, que hacia el bueno”[10]. El fatalismo funda el conformismo, puesto que la persona se contenta, se satisface y, para más, agradece por lo mínimo, o sea con las migajas. El conformista alcanza lo poco y no sólo se alegra, sino se estanca ahí. No se sacude y no va por más… A parte de estos el paraguayo es individualista. Cree que es autosuficiente, que él sabe todo y puede todo. Casualmente pedirá ayuda a alguien, pues preferirá encerrarse en sí mismo, que salirse de sí para compartir sus incomodidades, sufrimientos y logros. El individualista no está dispuesto a cooperar y a llevar a cabo una empresa de manera conjunta. Y si intenta trabajar con otros, pues enseguida se enfada y se aísla, porque no se ha tenido en cuenta sus ideas y sus propuestas, por lo tanto se echa a un lado y abandona la empresa con las siguientes expresiones: “Nadie me entiende”, “no saben trabajar en equipo”, “no me escuchan”, “no tienen experiencias, como yo las tengo y así no se puede…”

Las instituciones paraguayas necesitan innovarse continuamente para cooperar con el progreso sostenible de la nación. Las universidades como cualquier otra institución deben estar a la altura de las exigencias de la sociedad toda y deben estar preparadas para afrontar las problemáticas provenientes del mismo seno cultural con soluciones pertinentes y efectivas, pues para eso ellas mismas necesitan reverse, autoevaluarse, renovarse; pues una Universidad innovada, se constituye inmediatamente en una innovadora, pujante y vanguardista. Estando así la innovación no es una expresión extraña a las instituciones, pues éstas deben promoverla e implementarla, aunque justamente esos son los grandes desafíos; porque la innovación requiere más que un buen propósito, se necesita para su determinación conciencia, voluntad política, actitud para encarar lo novedoso y decisión para soportar la incertidumbre, porque toda innovación conlleva riesgos.
La educación nos debe motivar para la innovación de las diferentes estructuras, como acabamos de señalar arriba, con las cuales bien o mal lidiamos cotidianamente, pero principalmente debe innovarse el sistema educativo paraguayo y también el subsistema de la Educación Superior. ¿Por qué? Porque la educación es la base de todo. En este sentido y como respuesta a las nuevas exigencias la Universidad Tecnológica Intercontinental (UTIC) está impulsando desde adentro una innovación y, por consecuencia, una transformación de sus prácticas educativas. Actualmente estamos empeñados a instalar una innovación pedagógica, puesto que no sólo pretendemos tener nuestros currícula ordenados tanto interna como externamente, o sea coherente en sí con relación a sus elementos fundamentales, sino también esa innovación se evidencia a través de la introducción dentro de los mencionados currícula nuevos elementos, que mejorarían sustancialmente las practicas educativas. Ejemplo de ellos es la inclusión de los siguientes elementos nuevos en los curricula: Responsabilidad Social, las dimensiones sustantivas de modo sistemático y el Plan de desarrollo de los Decanatos y otros… De este modo estamos haciendo honor a la siguiente definición de innovación pedagógica: “la innovación es la incorporación de algo nuevo dentro de una realidad existente, en cuya virtud ésta resulta modificada”[11].

¿Cuan fatalistas eres tú? ¿Cuáles prejuicios te acompañan en tu vida cotidiana? ¿Eres conformista? ¿Cómo se manifiesta el conformismo en tu vida? ¿Cuan capaz eres de renunciar a tus “comodidades” por una causa noble? ¿Qué barreras sientes que impiden tu crecimiento y tus proyecciones hacia el futuro? ¿Estás dispuesto a afrontar lo novedoso? ¿Tienes apertura para recibir, elaborar y asumir lo bueno que pueda venir desde afuera? ¿Eres capaz de acompañar un proceso de innovación?

Pues haciendo alusión al epígrafe concluimos con la siguiente expresión: “El nuevo profesor será un animador, un experto en la mayéutica, que buscará situaciones problemáticas de la vida y las propondrá a sus alumnos, situaciones que tengan en cuenta todas las dimensiones del ser humano: Inteligencia, sensibilidad y cuerpo”[12].
  

Prof. Abelardo Montiel 

[1] Cfr. Martínez Minguélez, M. Epistemología y Metodología Cualitativa. P. 212.
[2] Cfr. Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
[3] Cfr. Innovo. En diccionario latín-español. Editorial. Bibliograf. S.A. Barcelona. 1993.
[4] El libro “la teoría del desenvolvimiento económico” de Schumpeter está editado en español por el Fondo de Cultura Económica. México. Hay una versión portuguesa en Internet (4shared), que está a disposición.
[5] Cfr. Alvaro Díaz, ex viceministro de Economía de Chile y actual consultor económico de la Comisión de Economía para América Latina y el Caribe (CEPAL). El Dr. Alvaro fue invitado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) como disertante dentro del marco temático “Políticas de Innovación para gestores públicos en la República del Paraguay” en agosto de 2012 en el Hotel Grandos Park de Asunción. El Dr. Alvaro desarrolló el tema sobre “políticas públicas para el desarrollo de un sistema de innovación y aprendizaje”. Durante esa presentó y explicó la propuesta de innovación de Joseph Aloys Schumpeter. La exposición se encuentra en la siguiente página web: http://www.conacyt.gov.py. Las características de innovación propuestas por Schumpeter se citan casi necesariamente en libros, revistas y artículos sobre economía, puesto que el texto es clásico y el giro “destrucción creativa” es más que un slogan para los empresarios, porque se constituye como permanente desafío.
[6] Cfr. Manual de Oslo Nº 146. Este Manual fue publicado, por primera vez, en el año 1992. Su objetivo básico se deduce por el título: Directrices para la recogida e interpretación de información relativa a innovación. Ese manual trataba básicamente acerca de las innovaciones de producto y de proceso, pero en las ediciones sucesivas, que actualmente ya está en la 3º edición, fue abarcando otras dimensiones.  El manual de Oslo es impulsado y financiado por la Oficina de Estadística de las Comunidades Europeas (EUROSTAT) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)
[7] García Córdoba. La Investigación tecnológica. P. 168.
[8] Historia del teléfono celular (a través del tiempo). http://www.taringa.net. Recuperado el 14 de agosto.
[9] Asumimos aquí el concepto de “estado de cosas” comprendido desde Ludwig Wittgestein, quien dice: “Der Sachverhalt ist eine Verbindung von Gegenständen (Sachen, Dingen), o sea el estado de cosas es una conexión de objetos (cosas)”. Cfr. Wittgestein. Tractatus. 2.01. 
[10] Barcia, R. Fatal. En Gran Diccionario de Sinónimos Castellanos. Ediciones Joaquín Gil. Buenos Aires. 1960.
[11] Rivas Navarro, M. Concepto de Innovación Educativa. P. 20.
[12] Martínez Minguélez, M. Epistemología y Metodología Cualitativa. P. 212.



Bibliografía
1.  Barcia, RFatal. En Gran Diccionario de Sinónimos Castellanos. Ediciones Joaquín Gil. Buenos Aires. 1960.
2. García Córdoba. La Investigación tecnológica. Investigar, Idear e Innovar en Ingenierías y Ciencias Sociales. Limusa. México. 2007.
3. Manual de Oslo. Directrices para la recogida e interpretación de información relativa a innovación. Comunidad Europea. 2005.
4. Martínez Minguélez, MEpistemología y Metodología Cualitativa en las ciencias sociales. Trillas. México. 2009.  
5. Rivas Navarro, M. Innovación Educativa: Teoría, procesos y estrategias. Madrid. Editorial Sintesis. S.A. 2000.

6. Wittgestein, L. Tractatus Logico-philosohicus. Alianza Editorial. 1993.



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