Autor: Abelardo Montiel
ÉTICA Y FORMACIÓN EN VALORES: DESAFÍOS PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR DEL
PARAGUAY
“El intelecto tiene un ojo agudo para
los métodos y los instrumentos, pero es ciego para los fines y los valores. Por
eso, no es extraño que esta ceguera se transmita de viejos a jóvenes y que
constituya una sólida generación hoy en día”1. Albert Einstein.
RESUMEN
Ética y Formación en Valores:
Desafíos para la Educación Superior del Paraguay es el tema que se
desarrolla en este artículo. El Paraguay es un país pequeño, pero rico en
recursos naturales, además posee poco habitantes en proporción a su dimensión
territorial. El abordaje de este tema parte de la corrupción, una realidad que
está arraigada en todo el tejido de la nación paraguaya. Se dilucida en este
artículo, por un lado, el sentido etimológico de la corrupción y algunas de sus
acepciones, y, por otro lado, muestra, por lo menos, cinco características de
sus manifestaciones concretas. Hecha esta lectura sobre la patente realidad de
la corrupción en nuestro país se analiza el fin de la educación paraguaya a los
efectos de exponer un desafío al subsistema de Educación Superior; pues tal
desafío radica en la ética y formación en valores; ahora bien la cuestión
fundamental, que se presenta a la Educación Superior, es la formación integral
del hombre. La Educación Superior en general se aboca a formar a los jóvenes
profesionalmente y se descuida de otras dimensiones fundamentales del hombre.
Si la Educación Superior no fomenta la formación integral del hombre, entonces
la Educación Superior está en falta consigo misma, puesto que solamente hace
hincapié en la formación profesional. De ahí la necesidad que tiene la
Universidad o Educación Superior para volver a hurgar en las profundidades de
las ciencias humanas, que proporcionaría a la nación inteligibilidad, actitud
crítica, promoción de la moralidad y la ética. De este modo se puede intentar
revestir la vil condición de la cultura corrupta, en la cual nos encontramos;
pues la educación es la única vía para revivir los grandes ideales de los
hombres y despertar en él la inquietud de buscar con responsablemente el
sentido de su existencia. Es urgente replantear los principios más nobles de la
moralidad y promover una permanente actitud reflexiva, la cual podría dar un
horizonte diferente a nuestra nación.
I. INTRODUCCIÓN
¿Por qué la
ética y la formación en valores se constituyen un desafío para la Universidad
del Paraguay? Nuestro país es rico en recursos naturales y tiene una población
relativamente pequeña, pero adolece bajo el imperio de la corrupción. Si bien
es cierto que ninguna nación se escapa de este mal, pero las prácticas de
corrupción en nuestra sociedad se constituyen como prácticas ordinarias. La
corrupción está enraizada en la cultura, pero nosotros creemos que la educación
tiene el poder para iniciar una revolución ética; ya que la corrupción bajo
ningún sentido es buena para la sociedad, porque repercute en los más débiles.
La conducta ética de toda persona es la centella de luz que disipa la
oscuridad. Formar crítica-integral y éticamente al hombre es el gran desafío de
las universidades en nuestro País. Nosotros buscamos reivindicar no sólo la
importancia de las ciencias humanas, sino también afirmamos que la ética es
inherente a la academia; la Universidad la descubre, la sistematiza, la enseña
e insta a mantener siempre encendida en todos los ámbitos de la sociedad la
llama de los principios morales; por eso sostenemos que las universidades son
rectoras de aquellos principios.
Si bien es
cierto, que la «ética» es un concepto frecuentemente utilizada en todo los
ámbitos de la estructura social, sin embargo, no siempre esa expresión es bien
comprendida y, por lo tanto, generalmente no viene apropiadamente empleada.
Toda sociedad vivió, como nos señala la historia, dentro de una determinada
costumbre bajo ciertos principios morales. Nuestra sociedad obviamente no es la
excepción, puesto que sus principios morales desde sus orígenes se enraizaron
en la misma cristiandad. Pretendemos demarcar etimológicamente el sentido de la
ética y la moral, de modo que a partir de ahí pueda plantearse su originaria
relación tanto con la moralidad como con los valores. Es conveniente afirmar
que el concepto de ética que vamos a proponer guarda una estrecha relación con
la moralidad, pero no se identifica con ella; lo mismo decimos respecto a los
valores; la ética tiene mucho que ver con ellos, pero no son iguales. Ahora
bien: ¿Dónde se aprende la ética y dónde inicia la formación en valores? ¿Cuál
institución fomenta y vela por ellos? En general todas las instituciones; pero,
sobre todo, las educativas y, por excelencia, las Universidades o las
Instituciones de Educación Superior. Pero ¿Qué tipo de formación ofrece las
universidades en nuestro País? ¿Cómo se combinan en los currícula la formación
profesional y la formación integral? ¿No priorizan estos currícula la formación
profesional en detrimento de la formación integral? ¿Qué sucede de las ciencias
humanas? ¿Cómo puede la Universidad orientar la costumbre y la moralidad de la
nación, si ignora las áreas de humanidades? ¿Cómo la Academia puede robustecer
bajo la luz de la ética a la nación, si no se ocupa de la formación integral
del hombre? ¿No es la academia el lugar dónde se aprehende, se afianza y se
estimula los valores o han dejado las universidades cumplir ese rol? ¿Se
introdujeron también las llamadas “crisis de los valores” en el seno de
las Universidades?
II. CONCEPTO DE CORRUPCIÓN
La palabra
«corrupción» es una expresión que de cualquier modo u otro nos resulta
familiar; porque frecuentemente escuchamos ese término en el seno de nuestras
instituciones. Incluso es común oír por los diferentes medios en nuestro
ambiente social la atribución del calificativo «corrupto» a determinadas
personas. Pero: ¿Qué es corrupción? Etimológicamente hablado la palabra,
corrupción, proviene del sustantivo latino «corruptio, onis», el cual, a su
vez, se entronca en el infinitivo «corrumpere». Veamos rápidamente las
acepciones de este verbo, según el Diccionario Latino-español (1993): La
primera tiene el significado de «destruir, aniquilar»; su segunda significación
es «echar a perder» y la tercera «corromper y sobornar». Como podemos notar
ninguno de estos significados son saludables, pues todos sus atributos son
nocivos.
Debemos
mencionar que la palabra corrupción es una realidad que, por un lado, indica el
proceso de descomposición de una determinada realidad, generalmente de índole
biológica. Así decimos que una fruta está en proceso de descomposición, el cual
se denomina con el de podredumbre; lo mismo decimos que un determinado cuerpo
(animal o humano) está en proceso de descomposición, o sea de putrefacción. La
realidad de la putrefacción se capta a través del olfato. La putrefacción huele
fétido, hediondo y, por consecuencia, pestilente. Por otro lado si nosotros
investigamos a fondo el concepto «corrupción», pues entonces encontraremos
varias definiciones o descripciones sobre él, pero todas esas, sin margen de
error, coincidirán en un punto neurálgico, que es la perversión. Tanto
el sustantivo corrupción como la perversión no son amigables, sino, todo por el
contrario, son absolutamente perjudiciales desde todo punto de vista. Ahora
bien consideremos algunas definiciones de la corrupción. La Real Académica la
define por “acción y efecto de corromper”2. Esta definición no se aparta
de su sentido etimológico, pues asume totalmente su sentido y contenido fétido y
pestilente. La corrupción llevada al plano moral, esto es, en el plano
propiamente espiritual y práctico; aquí acuñamos el adjetivo espiritual, porque
no debemos de olvidar, que la perversidad se gesta, nace, germina y crece a
priori, es decir en la mente del hombre y se determina a posteriori, es decir
externamente. Esta perspectiva viene reforzada con la postura de Barcia (1960):
“Corromper es la acción de mudar de bien a mal los principios, las
inclinaciones, los sentimientos y la conducta de cualquiera persona”. El
contenido de esta definición apunta eminentemente a la dimensión moral de las
personas. Acontece en la persona tal cual sucede a una manzana, ésta al madurar
no sólo se torna atractiva a los ojos, sino también sabe deliciosa, pero pasado
unos días, esa misma manzana comienza a sufrir el proceso de descomposición y
pierde tanto su atractivo visual como su sabor al paladar; una persona
relativamente madura e integra tiene la capacidad para mantenerse firme sobre
sus principios y valores, así también puede resistir a las acechanzas de las
tentaciones por sus convicciones, sin embargo cada persona es susceptible a las
inclinaciones y está también dentro de sus posibilidades más originarias bajar
la guardia y ceder a las seducciones mentirosas, injustas, deshonestas; es
decir puede aceptar las propuestas de sobornos. Siendo así se apaga dentro de
sí la luz y disminuye su potencialidad, la cual está provista de los buenos
principios y valores, que hacían de ella una persona honesta, honorada y honrada.
El Hombre es poder ser como afirmaba Heidegger (1998):
El ente al que en su ser le va este
mismo se conduce relativamente a su ser como a su más peculiar posibilidad. El
«ser ahí» es en cada caso su posibilidad, y no se limita «tenerla» como una
peculiaridad, a la manera de lo «ante los ojos». Y por ser en cada caso el «ser
ahí» esencialmente su posibilidad, puede este ente en su ser «elegirse» a sí
mismo, ganarse, y también perderse, o no ganarse nunca, o sólo «parece ser» que
se gana. Haberse perdido y aún no haberse ganado sólo lo puede en tanto es, por
su esencia misma, posible «ser ahí» «propio», es decir apropiado por sí mismo y
para sí mismo3.
P. 54-55.
Cuando
Heidegger habla de un tal «ser ahí», él se está refiriendo a la existencia
humana en cuanto tal, o sea al hombre. Éste tiene en sus manos la sublime
posibilidad, esto es la libertad, de “elegirse” constantemente a sí mismo o de
lo contrario optar por perderse, o no “ganarse nunca”. Vale decir el hombre es
autentico o in-auténtico. Esta es la condición ontológica del hombre, por lo
tanto debe éste escoger continuamente los valores, que se tornan horizontes en
su vida; o por el contrario olvidarse de sí mismo y vivir bajo la presión de
sus in-autenticidades y anti-valores.
III. MANIFESTACIÓN DE LA CORRUPCIÓN EN LA SOCIEDAD PARAGUAYA
Ahora es
pertinente centrar nuestra atención brevemente en las consecuencias de la
corrupción y para tal fin nos planteamos la siguiente cuestión: ¿Cuáles son los
impactos más relevantes de la corrupción?
III. 1. Pobreza e indigencia
“Paraguay es
un País rico en recursos naturales” habíamos afirmado en la introducción de
este artículo, esta afirmación es una realidad, que se nos presenta de “forma
clara y distinta” como diría Descartes; vale decir tenemos tierra fértil,
flora, fauna, recursos hídricos, dos grandes represas hidroeléctricas etc. Con
estos recursos Paraguay tendría que haber sido un país catalogado del “primer
mundo”, en el cual se tendría que haber obtenido un estándar de calidad de vida
alto de todos sus habitantes, que no superan, dicho sea de paso, los siete
millones de personas; sin embargo Paraguay es considerado uno de los países más
pobre en la región de América Latina. Basta mirar el informe presentado por la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (2012-13: 89) para cerciorarnos
de nuestra vergüenza, pues según el mencionado informe Paraguay tiene 49% de
pobres e indigentes. ¡Esta cifra es alarmante en un País como el nuestro! Estando
así, pues, este porcentaje de pobreza e indigencia en nuestro País es un claro
efecto de la corrupción. Quizá sea la más fehaciente manifestación de la
corrupción dentro de nuestra sociedad. Estando así casi la mitad de los
paraguayos vive mal y en condiciones desfavorables. La dignidad de la mayoría
del hombre paraguayo está pisoteada. El 49% de pobres e indigentes trasluce la
abismal desigualdad social, y, por consecuencia, la injusticia social; por eso
no es necesario ahondar mucho en los estudios sociológicos para percatarnos de
la angustiante situación de millones de compatriotas, que no pueden acceder a
un puesto de salud y, por ende, mueren, algunos precozmente, otros por
enfermedades, que podrían haberse tratado sin mayores inconveniencias. Además
la falta de fuente de trabajo agobia no sólo a jóvenes, sino también a miles de
familias. Jóvenes que se ven abrumados por la poca posibilidad son impulsados a
la explotación, a la delincuencia, a la prostitución etc.
III. 2. Percepción de la corrupción en el Paraguay
Me gustaría
mostrar a continuación el resultado de estudio acerca de la percepción de
corrupción de Paraguay, que justifica lo que venimos manifestando. Partimos de
la premisa, que ninguna nación está exenta de las prácticas de corrupción, sólo
que en nuestro país esas prácticas son pronunciadas y, pareciera ser, que están
enraizadas dentro de la cultura misma. Esta situación viene reflejada en el
informe sobre corrupción, publicado el año pasado por Indice de Percepción
de Corrupción (2012). Transparencia Internacional (TI). Según
esta estadística Paraguay se encuentra en “el puesto 150 de 176 países
encuestados”. Este número nos coloca entre los países más corruptos del planeta
y segundo país, después de Venezuela, más corrupto en América Latina. Estos
resultados dejan muy mal parados a nuestra nación, pero reflejan nuestra
realidad. ¿Qué estamos haciendo para revertir esta situación? ¿Cómo las
Universidades están afrontando esta realidad? ¿Qué mecanismo o estrategias
están siendo promovidos por las universidades para aplacar este flagelo social?
¿Podemos confiar en el sistema judicial de nuestra nación? ¿Qué comentario nos
merece el despilfarro, el prebendarismo, el amiguismo dentro de la cultura de
los partidos políticos? ¿Qué actitud tomar ante el sistema tributario? ¿No se
destina el 95% de la recaudación de impuesto para pagar salarios de los
empleados públicos?
III. 3. El derecho a la Educación y el analfabetismo
Otro impacto
vergonzoso de corrupción en nuestro país es el analfabetismo. El Ministerio de
Educación y Cultura no está llegando todavía a alfabetizar a una gran cantidad
de paraguayos, pese que en nuestra carta magna y otras leyes está claramente
expresado el derecho de la educación. La educación es imprescindible en la vida
del hombre, ya que está en la base, como nos dice la Reforma Educativa:
(2002: 30), del “bienestar social y cultural de los pueblos”4,
por esta razón la educación se constituye ineludiblemente para cada persona
(Idem. 2002:30) “un derecho y un deber de básica y fundamental exigencia”5.
Ningún Paraguayo debe renunciar a su educación, pero lamentablemente nuestro
sistema socio-económico, político-cultural deja fuera de sí a muchos
compatriotas; de este modo este sistema no sólo les obliga mantenerse al margen
de la posibilidad de la Educación, sino también les condena a la miseria; por
eso es necesario (Idem. 2002:31) “reconocer la declinación y pobreza del
sujeto histórico a cuya formación nos abocamos” a los efectos de elevar la
condición de vida de ese sujeto. Estando así el hombre paraguayo debe ser
consciente que la educación es un valor irrenunciable, puesto que sólo a través
de ella él puede sentirse y concebirse como persona libre, responsable, digna
etc. El documento de la Reforma Educativa (2002: 31) insta en este
sentido recuperar la autoafirmación y autoestima del hombre paraguayo: “es
necesario que cada mujer y hombre que vive en el Paraguay vuelva a descubrirse
-sea niño, joven o adulto-como una riqueza personal incanjeable, sujeto activo
de su propia formación, en relación estrecha y solidaria con su pueblo”. ¿Qué
significa volver a «descubrirse»? Volver a tomar conciencia de su condición de
hombre, volver a sentirse digno de ser respetado, escuchado, creído, reconocido
etc., volver a soñar con la libertad, con el bienestar, con el confort, con la
justicia y con la democracia, volver a creer en sus aptitudes, capacidades y
habilidades. El re-descubrimiento prepara al paraguayo para ir más allá de una
visión negativo-cuasi-fatalista de sí mismo. Nuestro documento (2002: 32)
expresa que “el hombre paraguayo del presente aspira, con vehemencia, a superar
la condición gregaria6 y dejar los modos obsecuentes
de vida que se hicieron costumbre”. Estando así la educación es conditio
sine qua non para la formación personal en pro de la madurez humana7.
La educación exterioriza las potencialidades de las personas y motiva de modo
constante no sólo el cambio de la conducta personal, sino también tiende a la
transformación socio-política y cultural de toda una Nación8.
Contrariamente a nuestras
normativas legales acerca de la Educación la última estadística sobre la
situación del analfabetismo en América Latina, Información de Tendencias
Educativas en América Latina -SITEAL- (2012), menciona que Paraguay posee
un promedio de 12% de analfabetos. A esta estadística sumamos los resultados de
la Dirección General de Estadística, Encuesta y Censo DGEEC (2012:15),
que, dicho sea de paso, tampoco son alentadores respecto al analfabetismo; ahí
se concluye que el 3, 8% de varones es analfabeto y 5, 3% de mujeres es
analfabeto, por ende, suman un un total de 9,1%. Estos datos obviamente son
poco alentador para nuestro país. A más de estos porcentajes de analfabetos no
debemos olvidar también de los analfabetos funcionales; y cuando hablamos de
analfabetos funcionales nos estamos refiriendo a profesionales egresados
universitarios, que no han desarrollado competencias genéricas, como por
ejemplo: Lecto-escrituras, críticas, interpretativas etc.
III. 4. Administración de la justicia
El sistema
judicial en nuestro país es débil desde el punto de justicia, puesto que la
“justicia” en el Paraguay está al servicio de los ricos; el pobre no encuentra
cabida dentro de esa instancia del Estado. Los ricos delincuentes,
narcotraficantes, mafiosos viven más allá del bien y del mal y como son
poderosos económicamente compran en un santiamén a los “administradores de la
justicia”. Mendonca (2005) revela esta situación con las siguientes
expresiones:
En cualquier caso, por las razones que
fueran, el resultado suele ser, excepto pocas y contadas excepciones, la
impunidad. La impunidad tiene un efecto enormemente destructivo sobre la
cultura social de la comunidad. Cuando el sistema punitivo es ineficaz, el
ciudadano aprende rápidamente que conviene transitar los caminos de la
ilegalidad. Asume que puede tratar de superar los problemas que enfrenta por
sus propios medios, al margen de las normas. Y cuando la ineficacia penal se
manifiesta en la falta de condena por actos ilícitos de los principales
dirigentes políticos o económicos de la sociedad, sospecha que vale la pena
comportarse de igual modo, si no quiere verse excluido del proceso político,
económico o social. P. 7.
Nuestra
“justicia” es pervertida. ¿Dónde se “formaron” y se “forman” aún los
administradores de esta “justicia”? ¡En las Universidades! ¿Cómo se podría
subsanar este problema? Pues Las convicciones éticas y un sistema judicial
genuino administrador del derecho y de la justicia mejorarían el estilo de vida
de miles de los paraguayos.
III. 5. La corrupción y los mass media (medios de comunicación de masa)
La corrupción hunde sus raíces en todos
los estamentos del país, sean estos de carácter público o privado, confesional
y no confesional. Los mass media son grandes entidades o empresas, que
se ocupan de administrar las informaciones más relevantes de todos los ámbitos
de la vida social. Estas empresas buscan, procesan y publican informaciones de
todas índoles a través de sus respectivos periodistas o comunicadores sociales
y recaudan una gran cantidad de dinero mediante los anuncios publicitarios. Los
mass media son considerados por esta razón el “cuarto poder”, puesto que se
adhieren a los tres poderes ordinarios del Estado. El poder de los mass media
se centra especialmente en la investigación periodística y la publicación de su
resultado. Las informaciones, que la prensa recaba y procesa, no siempre son de
buenos o de malos augurios. Algunas informaciones son alentadoras dependiendo
de su naturaleza para toda la ciudadanía o para un grupo de personas o para una
persona en concreto; sin embargo puede constituirse también en amenazas y
peligros para muchas entidades, corporaciones, grupos de personas o una persona
que actúan fuera de la ley o que simplemente practican algún tipo de
delincuencia. Estos medios de comunicación incluso resultan amenazantes para
los poderes del Estado.
Los mass media ejercen un poder singular
dentro del tejido social, si bien es cierto que ellos no posen directamente
poder punitivo; sin embargo esa atribución le viene por su capacidad de
administrar la información acerca de determinada realidad indebida o corrupta
de cierta entidad-persona. Los mass media ponen a disposición de la ciudadanía
informaciones comprometedoras, que podrían ser punibles y de esta manera la
ciudadanía crea una opinión sobre esa entidad-persona y se le cataloga
inmediata e indefectiblemente como corrupta. No cabe duda que ellos ejercen
también una fuerte presión sobre cualquier entidad-persona ante la justicia; en
este sentido instan al sistema del poder judicial tomar carta en el asunto, o
sea que investigue, que clarifique y que castigue al malhechor. He aquí una de
las nobles funciones sociales y patrióticas del periodismo; sin embargo no
siempre los mass media actúan de ese modo, ya que ellos, como dijimos arriba,
son grandes empresas que mueven un gran caudal económico, por lo tanto, ellos
también están inmersos en el mar de los intereses. De esto hacen referencias
algunos resultados de la encuesta aplicada a 225 periodistas paraguayos
de todo el país en el marco de una “evaluación de su formación, capacitación,
percepciones y preocupaciones”, la cual fue dirigida por el Centro de Prensa
Internacional (IMC) de la Universidad Internacional de la Florida (2003)9.
¿Existe
una lista negra? «Sí, de empresarios o políticos que tienen amistades o
intereses en común con el dueño… También hay temas que le interesan al dueño, a
los que se les da un tratamiento especial… Hay personas sobre los cuales no
podemos escribir porque tu jefe inmediato superior recibe dinero de ellas.
El
resultado de esta investigación nos delata con esas expresiones los intereses,
que poseen los dueños de los mass media; estos intereses personales y asociados
obstaculizan el trabajo del periodista, porque éste se siente condicionado por
sus jefes-dueños. En este contexto la libre expresión se convierte en mito.
Ante esta situación los periodistas, cuya actividad está al servicio de esas
empresas de mass media, abren solamente uno de sus ojos para ver ciertas
realidades irregulares, mientras mantienen cerrados el otro para no ver las
irregularidades inmediatas de su entorno profesional. En este sentido el Premio
Nobel de la Paz, Sean Macbride (1995. P. 48) citando a
Herbert Beuve-Méry advierte sobre la difícil situación de los periodistas, que
deben lidiar entre la sana y “objetiva” información y el poder: “Sin infringir el marco legal, los
periodistas deben saber cómo resistir a las presiones, los favores y los
honores astutos, y por supuesto a los sobornos. Los comunicadores sociales de nuestros medios
son vulnerables a las presiones económicas, favores, sobornos etc., porque,
quizás, debilitaron su moralidad, sus honorarios son insuficientes, avidez de tener;
por esta razón los mass media deben fortalecer más su identidad, misión
principal para ejercer su poder con autoridad moral. Pues estando así necesitan
realizar autocríticas a su praxis. Varios de los dueños de estos medios y sus
comunicadores, salvo excepciones, están involucrados en algunos negocios
fraudulentos y delictivos. En este sentido traigo a colación traigo a colación otra declaración de un periodista
encuestado, recabado por el Centro de Prensa Internacional (IMC) de
la Universidad Internacional de la Florida (2003):
El mayor
problema es la corrupción… Considero que el 80 por ciento de mis colegas son
corruptos, ya sea directa o indirectamente. La ética periodística es muy poco
común, ya que los ejecutivos y los dueños de los medios de prensa están
relacionados con políticos y gente de negocio que les ofrecen anuncios o
influencias, lo cual perjudica la objetividad de la cobertura noticiosa.
En esta frase aparece una crítica a los
comunicadores en general, pues la afirmación es muy fuerte y convendría que los
comunicadores vayan fomentando la autoridad moral para poder orientar y formar
a la opinión pública, pues esto es importante, porque no se puede juzgar siendo
a la vez delincuente. Reforzando a esta situación traemos a colación, la nota
que unos años atrás fuera publicada por Clarín, conocido periódico argentino,
que reza así:
“El
gobierno del ex presidente Nicanor Duarte
habría “invertido” 13 millones de dólares para “anestesiar” a periodistas y
medios de comunicación del Paraguay en los últimos 20 meses de su gobierno. El
dinero sería de la represa hidroeléctrica paraguayo-brasileño Itaipú”10.
No se trata de un simple soborno, no se trata
de recibir unos millones para realizar una entrevista a determinada persona, o
para dar una buena referencia de ciertos personajes; sino más bien de un poder
del Estado como el Ejecutivo comprando a los mass media y, por consecuencia, a
sus periodistas para tergiversar las informaciones o simplemente callar ciertas
verdades, que podrían incriminar a los responsables directos del poder, en este
caso, al mismo mandatario. El dinero provenía de Itaipú, es decir era dinero
del pueblo, de nosotros. ¿Cuántas estructuras edilicias para escuelas se podrían
haber levantado por ese dinero? ¿Cuántas estructuras edilicias para la salud
pública se podrían haber construido por ese dinero? ¿Cuántos equipamientos de
salud se podrían haber comprado por ese dinero? ¿A cuantos jóvenes se podrían
haber beneficiado con becas para formarse en el extranjero por ese dinero?
En estos últimos años es sonado el caso
de Jorge Torres, conocido periodista de nuestro medio, a quién se atribuye
acciones irregulares:
Las numerosas deudas contraídas y el
pago de otras, así como los múltiples gastos del investigador (Jorge Torres) no
podrían justificarse con sus ingresos, según las fuentes. Además, en el mejor
de los casos, un periodista con tantas cuentas es sumamente corruptible. Por
eso, se decidió dejarlo de lado11.
Ante estas
demandas y otras similares, vale la pena rescatar el pronunciamiento realizado
por el Foro de Periodistas Paraguayos en el que expresa: 12. Los mass media como cuarto poder podría ayudar a
minimizar el flagelo de la corrupción con una firme política de investigación
periodística, con informaciones reales, “objetivas”, menos sensacionalistas, y,
que sus intereses informativos sean los de todos los paraguayos y no solamente
de los suyos propios.
IV. FIN DE LA EDUCACIÓN Y LA MISIÓN DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR
El fin
esencial de la educación es, según nuestra Constitución Nacional es:
El Desarrollo pleno de la personalidad
humana y la promoción de la libertad y la paz, la justicia social, la
solidaridad, la cooperación y la integración de los pueblos; el respeto a los
derechos humanos y los principios democráticos; la afirmación del compromiso
con la patria, de la identidad cultural y la formación intelectual, moral y
cívica, así como la eliminación de los contenidos educativos de carácter
discriminatorio.
El desarrollo
pleno obviamente está expresado en el sentido de la formación integral. El
sistema educativo de nuestra nación y el subsistema de la Educación Superior
persiguen la formación integral del hombre en cuanto tal. Ahora bien ¿qué
significa formación integral y para qué se debe buscar la formación integral?
Para dilucidar sobre los contenidos básicos de la Educación Integral es
necesario describir brevemente las dimensiones esenciales del hombre en cuanto
tal. Nosotros sabemos que la persona es un ser complejo, pero, a su vez, es un
ser simple, cuya estructura se basa en un centro, en un yo. Esto significa que
la persona es una e indivisible, pero que se manifiesta de manera compleja. La
complejidad indica diversidad y multiplicidad de elementos coexistentes en la
vida del hombre. La persona es un ser socio-cultural, ser
espiritual-transcendental, ser físico-corpóreo, ser afectivo-racional, ser ético-ecológico13
etc. La educación no sólo debe conocer esos elementos esenciales de la vida del
hombre, sino, sobre todo, debe abordarlos, enfrentarlos y formarlos. Estando
así la Educación Integral implica una atención especial a aquellas dimensiones
sustanciales del hombre, por lo tanto, ella debe proporcionar confort y
bienestar a las personas, a la comunidad y a la nación.
Las
Instituciones de Educación Superior responden a una necesidad concreta de la
sociedad paraguaya; porque el Paraguay urge contar dentro de su seno con
profesionales, quienes con sus desempeños coadyuven en el crecimiento de la
nación. Sin embargo percibimos que las instituciones educativas, salvo
excepciones, reducen la formación de los jóvenes a su dimensión técnica.
Por ejemplo un contador universitario maneja con cierta solvencia su profesión,
porque fue preparado técnicamente para desempeñarse en ese ámbito; sin embargo
ese profesional poco o nada adquirió formación de índole humana; o sea los
planes de estudios de estas carreras profesionales, sean éstas de ciencias
contables, o informática cuentan con muy pocas asignaturas del área de
humanidades, como por ejemplo, la sociología, psicología, la antropológica y
filosofía, por lo tanto, se desarrolla poco, para no decir nada, en las aulas
aquellas dimensiones, que orientan el principio de la “formación integral del
hombre” y apuntan al “desarrollo pleno de la personalidad”. Estas áreas del
saber humanas estimulan a la persona a la introspección, a la vida interior, y
le invita constantemente a buscar y encontrar sentido a su existencia. Esta
idea viene reforzada el preámbulo de la Constitución de la UNESCO, en el cual
encontramos la siguiente posición: “Puesto que las guerras nacen en las mentes
de los hombres, es en las mentes de los hombres que deben erigirse baluartes de
paz”. La cultura de la honestidad, de la paz, de justicia requiere muchas
meditaciones para que esos valores puedan cundir en la mente de las personas y
puedan transparentarse en las praxis dentro de las instituciones familiares,
educacionales, empresariales etc. La antropología y la filosofía no sólo
estimulan a las personas a asumir los valores morales, sino, sobre todo,
fomentan la actitud crítica y una cultura más favorable para la igualdad,
desarrollo y confort.
No debemos
olvidar que la Universidad es el «domus
natural», en el cual no sólo se afianza, se aprende, se afina, se comparte,
se promueve, se cuestiona, se examina las intuiciones, el conocimiento, el
saber en sí, sino también se aprecian, se aprehenden y se asumen los principios
morales en la actitud ética. No debemos perder de vista el rol originario de la
Universidad, el cual es la formación en valores. La ética le va intrínsecamente
a la Universidad; esto significa que la ética no debe serle extraña; porque
cuando la ética le resulta extraña a la Universidad, ésta debe ser cuestionada
en su esencia; será una institución, pero precisamente no una institución
Universitaria. En este sentido ya habíamos afirmado en otro artículo que:
La ética es inherente a la académica,
por consiguiente a la Universidad; la ética no le adviene de ningún lado, pues
ella la descubre, la sistematiza, la comparte, la propone, la enseña e insta
permanentemente mantener siempre encendida en todos los ámbitos de la sociedad
la llama de los principios éticos y morales; incluso en este sentido podemos
afirmar que la Universidad es la fuente y rectora de aquellos principios14.
V. LOS VALORES Y LA ÉTICA
Si bien es
cierto el concepto valor es un concepto acuñado en el ámbito económico; o sea
indica, groso modo, que todo bien tiene un plus, tiene un valor. El bien
simplemente se valora. Este concepto pasó al campo filosófico y cobró una
connotación trascendente. Los valores señalan a los hombres el horizonte; por
eso los valores tienen connotaciones objetivas. Ellos son extrínsecos al
hombre. De Angelis, J, L. (1952: 495) dice al respecto: “Dentro de la filosofía
contemporánea, el valor expresa una región particular de entes objetivos,
puros, irreales, pero que se dan a través de lo real”. Los valores existen
independientemente de la voluntad de las personas, están ahí en sí mismos. El
siguiente ejemplo podría ilustrar el contenido de esta afirmación: La verdad.
¿Dónde está la verdad? La verdad está fuera de la persona, no está dentro de
ella, sin embargo ella está constantemente atraída por ella. Entonces la
verdad, en cuanto valor, ejerce un poder atractivo hacia la persona. Ella es la
luz, cuya claridad permite “avizorarla” en el horizonte. Así sucede con todos
los valores.
Otros
pensadores afirman que los valores son totalmente subjetivos, es decir son
intrínsecos a las personas. Gevaert, J. ( 1981) nos presenta la siguiente
posición:
Los valores no existen sin el hombre
que con ellos está en disposición de dar un significado a la propia existencia.
El centro o el «lugar» de los valores es el hombre concreto que existe con los
demás en el mundo para realizar su propia existencia. Las cosas adquieren valor
en la mediada en que se insertan en ese proceso de humanización del hombre… Los
valores no son solamente aquello que permite satisfacer una necesidad o un
deseo, sino todo lo que permite al hombre realizar su existencia y darle un
significado. P. 190-1.
Los valores se
captan y se asumen en la mente del hombre, así como nos presenta Gevaert; es
decir son subjetivos; de esta perspectiva subjetivista de los valores se
apropió también la UNESCO como pudimos ver más arriba.
A parte de
esta posición subjetivista y objetivista de los valores, pues también existe
una tercera posición; que defiende la idea de la intersubjetividad de los
valores. Los valores se asumen en la medida que se comparten. El compartir es
un atributo que le compete solamente a las personas; por lo tanto los valores
se aprehenden inter-actuando con los demás, es decir los valores aparecen y se
desarrollan inter-comunicativamente con las personas.
Notamos que
los valores no se dejan aprehender con claridad y facilidad, escurren de todo
intento de comprensión racional; sin embargo eso no significa absolutamente que
ellos no existan, pues al contrario ellos son esenciales en la vida del hombre.
¿Qué sería del hombre sin los valores? ¿Podríamos imaginarnos una sociedad, sin
valores?
La ética
proviene del griego: ethos (ήθός), e-thos (έθός)15. La primera expresión tiene,
por un lado, el sentido de estancia o morada16, lugar o espacio en el cual la
persona se halla inmediatamente conectado con las cosas elementales. La casa es
familiar a la persona, porque ahí nace, crece y se desarrolla. El seno familiar
se constituye la escuela por excelencia dónde el niño forma su carácter y aprehende
valores. En segundo lugar ethos (ήθός) adquiere la significación de carácter,
puesto que el hombre forma su individualidad, esto es su impronta particular, y
su personalidad en el hogar. El segundo concepto e-thos (έθός) tiene el sentido
de habito y uso; y tiene el sentido fundamental de costumbre.
El concepto
e-thos (έθός) se identifica con el sustantivo mos, moris latino. El
término “mos” latino se traduce en español por moral. De ahí que e-thica
y moral significan costumbre. ¿Qué significa costumbre? Esta expresión denota
modo de ser de una persona, familia, comunidad o nación. La costumbre refiere
entonces a los elementos particulares, que distinguen una nación de otra. Cada
nación posee una impronta peculiar de su modo de ser, a la que llamamos cultura.
Notamos que los conceptos “ethica” y “e-thica” fundamentalmente no se
distinguen uno de otros. En la palabra costumbre existe un modo de ser
particular, que es el carácter (ethica); y éste a su vez es el elemento
diferenciador de una determinada costumbre (e-thica) de otra. En síntesis
decimos, que la expresión ética se refiere al concepto de morada, en la cual
uno se halla inmediatamente, y desde donde uno forma su carácter y de este modo
crea una determinada costumbre. Nosotros, de ahora en más, utilizamos la
palabra “ética”, acuñada en la lengua española, cuyo contenido ya asume las dos
significaciones analizadas.
La ética en
cuanto saber está enraizada en el campo de la filosofía; o sea la ética
pertenece a la región del saber filosófico. El objeto de estudio de la
filosofía es amplio y variado. La Antropología es uno de sus objetos. La
Antropología filosófica se ocupa de comprender al hombre en cuanto tal y para
ese fin escruta su estructura básica (espiritual, física y cultural) para
ahondar en sus dimensiones fundamentales. El hombre tiene una estructura
psíquica-espiritual que comprende la zona de las emociones, de los
sentimientos, de las pasiones, de las operaciones racionales-intelectivas, e
incluso posee una estructura física bien determinada.
El carácter es
inherente al hombre, pues en este sentido la ética se constituye como una
estructura esencial de él, por esta razón el hombre no puede vivir más allá del
bien y del mal17. El hombre necesita un
horizonte hacia adónde dirigir su vida, requiere de principios y de valores
para su realización personal y social. El hombre aprecia el bien y tiende,
aunque no siempre consigue, evitar el mal. Nos dice De Finance, J. (1967):
La ética es la ciencia de aquello que el
hombre debe hacer para vivir como debe, para ser aquello que debe devenir, a
fin que entre en contacto con su valor supremo, a fin que realice en su
naturaleza aquello que se presenta como la justificación de su existencia, es
decir hacia aquello y por aquello él existe. En dos palabras: La ética es una
ciencia categóricamente normativa18.
P.13.
De Finance es
un filósofo cristiano-católico y pertenece a la corriente neo-tomista; entonces
su sugestión es clara, porque está condicionada y determinada por la fe. Vale
decir la fuente de dónde emana la ética es Dios y, al mismo tiempo, su
finalidad última es nuevamente Dios. Esta perspectiva no es absolutamente
descabellada desde la cosmovisión cristiana en general. Además se conecta
perfectamente con la visión finalista de la tradición ética de Aristóteles.
Pues según éste filósofo el hombre tiene hacia bien, que es la felicidad. Si
algo busca real y afanosamente el hombre, ese algo es la felicidad. El hombre
por naturaleza quiere ser feliz. Aristóteles dice en su gran obra Ética
Nicomaquea. Lib. I. Cap. 7 en cuanto sigue:
“…el bien perfecto es el que debe
siempre poseerse por sí mismo y no por una razón ajena a él. Este bien parece
ser, en primer lugar, la felicidad. La buscamos, en efecto, siempre por sí
mismo y nunca por otra razón ajena a ella misma… la felicidad es algo completo
y se basta a sí misma, por ser el fin de nuestra actividad”.
La ética como
reflexión práctica orienta al hombre hacia la felicidad.
¿Cómo definimos la moral y la
ética? La moral es, según Hernández Baqueiro (2006:12), un “conjunto de
principios, preceptos, mandatos, prohibiciones, permisos, patrones de
conductas, valores e ideales de la vida buena que, en su conjunto, conforman un
entramado más o menos coherente, propio de un colectivo humano en una época
histórica determinada”. La ética, sin embargo, es una reflexión práctica sobre
la moral, porque los principios, preceptos, normas etc., no siempre son puros, sino
están viciados de malicias e injusticias. De ahí se deduce que el objeto de
estudio de la ética es el bien y el mal. En este sentido nos sigue diciendo el
citado autor:
La tarea principal de la ética es
analizar y evaluar las normas y los códigos morales, precisamente aquellos que,
impuestos por convenciones, nos obligan a realizar ciertas conductas o a evitar
otras, sin que exista ningún aparato de Estado que vigile su cumplimiento, sin
que la sociedad sancione al sujeto que se comporta fuera de los lineamientos de
la moral, puesto que solamente el propio individuo se reprocharía haber actuado
de modo contrario a la moral. P. 15.
VI. CONCLUSIÓN
La ética en
cuanto disciplina filosófica pone en tela de juicio las prácticas habituales de
las personas en la sociedad, escudriña los fundamentos de los principios
morales y vela en todo momento por lo que es propiamente humano o por la
dignidad de las personas. ¿Cómo la Universidad llevará a cabo esta misión, si
ella descuida las ciencias humanas, sobre todo, la filosofía? El desafío de las
Instituciones de Educación Superior radica fundamentalmente en la promoción del
“desarrollo pleno de la personalidad” y, por ende, de la formación integral.
Varias universidades de nuestro país necesitan rever y replantear sus
respectivas mallas curriculares e introducir dentro de ellas más asignaturas de
humanidades, de modo que los jóvenes tengan la posibilidad de meditar y
reflexionar sobre las aspiraciones más sublimes de su condición humana. Este
cometido logrará las Universidades solo si ellas no pierden de vista su
esencia, que como expresa el termino “universitas” debe impartir saberes de
carácter universal, vale decir que satisfaga las dimensiones fundamentales del
hombre; pues como podemos notar el sentido de “universitas” va contra toda
tendencia reduccionista de la educación.
Si el fin de la educación es el
“desarrollo pleno del la personalidad” y, a la vez, la formación y promoción de
valores: “Libertad, paz, justicia, solidaridad”; entonces por qué en nuestro país
hay tanta corrupción ¿Es la Universidad responsable también de la imperante
corrupción en nuestra sociedad? ¿Están las Instituciones de Educación Superior
manteniendo el status quo de la situación global de la sociedad
paraguaya? ¿Existe alguna estrategia, que pone en acción las universidades para
disminuir la corrupción? ¿No deberían las Universidades evaluar sus currícula a
la luz de la necesidad de la formación en valores de nuestros jóvenes y, por
ende, nuestra sociedad? Los desafíos son patentes para la Institución de
Educación Superior en nuestro país, sin embargo no solo de ella depende
obviamente el mejoramiento de nuestra nación, puesto que esa se enraizó en
nuestra sociedad hasta tal punto, que adquiere el calificativo de cultura de
corrupción. El combate contra la corrupción inicia en la interioridad de cada
persona individual, porque ahí aparecen y maduran los valores; éstos se
exteriorizan primordialmente en el seno familiar y, por ende, en el ámbito de
todas las actividades humanas. Los valores marcan el horizonte de las
aspiraciones de la vida y, por eso, dan sentido a la existencia.
NOTAS REFERENCIALES
1 Einstein, A. La meta de la
existencia humana. P. 141.
2 Corrupción. En el Diccionario
de la Real Academía de Lengua Española.
3 Das Seiende, dem es in seinem
Sein um dieses selbst geht, verhält sich zu seinem Sein als seiner eigensten
Möglichkeit. Dasein ist je seien Möglichkeit und es “hat” sie nicht nur noch
eigenschaftlich als ein Vorhandenes. Und weil Dasein wesenhaft je seine
Möglichkeit ist, kann dieses Seiende in seinem Sein sich selbst “wählen”,
gewinnen, es kann sich verlieren, bzw, nie un nur “scheinbar” gewinnen.
Verloren haben kann es sich nur und noch nicht sich gewonnen haben kann es nur,
sofern es seinem Wesen nach mógliches eigentliches, das haisst sich zueigen
ist” Cfr. Heidegger. M. Sein und Sein. P. 42.
4 “El fín de este plan
estratégico es la mejora la calidad de vida de los hombres y mujeres que viven
en el Paraguay”. Cfr Paraguay 2020: Enfrentemos juntos el desafío educativo.
Pág, 12.
5 Constitución Nacional, Art. 73 y la LEY Nº 1264 General de la
Educación art. 1. MEC.
6 “Superar la pobreza será el
mayor de los desafíos de las nuevas generaciones, lo cual demanda ciudadanos de
alto nivel de discernimiento para una efectiva participación política orientada
por los valores de equidad y solidaridad”. Cfr. Proyecto Joven: Diseño
Curricular Nacional. MEC, Pág 20.
7 Ibídem, Pág 45. Cfr., también Fines
de la Educación paraguaya y la ley General de la Educación art. 9
inciso a.
8 “Una Educación que posibilite
al hombre y a la mujer igualdad de oportunidades para constituirse, en estrecha
relación solidaria con su entorno, en sujetos activos de su propia formación y
de los procesos de desarrollo nacional”. Cfr. Expectativa de la Educación
Paraguaya.
12 “Su preocupación por el aumento de demandas judiciales contra
periodistas en el ejercicio de la profesión.
Las querellas por difamación y calumnia se han
constituido en una especie de "garrote jurídico" o de instrumento
para amedrentar a los trabajadores de prensa, intentando frenar o acallar su
labor informativa e investigativa, alerta la información” Recuperado
de http://seniales.blogspot.com.ar/2011/06/foro-de-periodistas-paraguayos.html
13 Morin, E. Los siete saberes
necesarios de la educación del futuro. P. 30
14 Montiel, A. Responsabilidad
Social Universitaria.
15 (έqός). Por el momento hago( e-thos ethos
(ήθός), esta distinción para comprender mejor la etimología de la palabra
“ética”; la distinción está en la letra griega “η”, que es una “e” larga,
ésta no existe en la fonética española; mientras que la letra “ε” es también
una “e”, pero corta, es la letra que nos es familiar en español. Como
usted ve, esa letra hace la distinción en el contenido del concepto.
16 “El termino -ethos- ήθός
significa estancia, lugar donde se mora. La palabra nombra el ámbito abierto
donde mora el hombre”. Heidegger,M. Carta sobre el Humanismo. P. 73. Ver
Hernández Baqueiro, A. Ética Actual y Profesional. P. 15.
17 Nietzsche. Más allá del
Bien y del Mal. P. 486. Este autor propone en esta obra y otras la
liberación de los principios éticos y morales enseñados por Sócrates y
Jesucristo, quienes instituyeron en el mundo occidental una moral de esclavo.
Crea un prototipo de hombre: el Übermensch o el superhombre, que está
justamente más allá del bien y del mal. El superhombre vive bajo el dominio de
la voluntad de poder, que es su origen y su fin.
18 “L’etica è la scienza di quel
che l’uomo debe fare per viviere como deve, per essere quel che deve diventare,
affinché raggiunga il suo valore supremo, affinché realizzi nella sua natura
quel che si presenta come la giustificacione della sua esistenza, ció verso
cui e per cui egli esiste. In due parole: L’etica pe una scienza categóricamente
normativa”. Cfr. De Finance, J. Etica
generale. P. 13. La traducción es del autor de este artículo.
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